|| 𝕻𝖎𝖊𝖗𝖓𝖆𝖘 𝖉𝖊 𝖆𝖑𝖆𝖇𝖆𝖘𝖙𝖗𝖔|| Rusmex

|𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝕴𝖁|

Era inicio de semana y el lunes había empezado con lógica. 

—El estoicismo propone algo diferente, es una escuela filosófica que difiere mucho con la corriente religiosa de que las cosas están controladas por un ente omnipotente. Al contrario de eso, nos habla de que, aun cuando no se pueda controlar lo que está a nuestro alrededor, si se puede controlar la manera en la que se piensa, y por lo tanto, está bajo nuestro control— 

México, desentendido de la plática, regresaba la mirada una y otra vez a la ventana, al profesor, de vuelta a la ventana y una vez más a su profesor. Veía ansioso la hora, hojeaba el cuaderno y escribía de vez en cuando algo en su libreta que no tenía nada que ver con la clase, se sentía frustrado y atormentado por una fuerza que el tiempo ejercía inconscientemente sobre él. 

—Fundado en Atenas, por Zenón de Cit— se interrumpió el maestro al ver que la atención del aula se dispersaba —Chicos ¡aquí! no se pierdan. Veamos...— desplazó su mirada por todo el salón —México— 

Y turbado, casi sin reconocer quien le llamaba, respondió: —¿Si, si? —

—¿Qué nos transmite la filosofía de Zenón de Citio? si me da una respuesta correcta lo dejo salir temprano— 

En ese momento muchos levantaron la mano y eso lo aterrorizó más, no estaba poniendo atención, quería irse, pero no sin parecer que no había entendido nada de la clase. Se propuso retener toda la información que había guardado desde la mañana, poca y desconectada del tema, pero con la certeza de que iba a apantallar. 

—Bueno— Hizo una mueca —Según esta doctrina, las personas tienen que ser disciplinadas, autocontroladas y tolerantes. Hoy eso sería "tener la cabeza fría", ¿No?— 

—No sé, yo solo sé que no sé nada—   

<<Por favor>> renegó en su mente. Enderezó la espalda y decidió responder con soltura:

—Es ejercer una actitud de autocontrol y resistencia a las pasiones humanas. Cuando decimos que alguien se tomó una mala noticia "con estoicismo", quiere decir que reaccionó con entereza, sin entregarse al dolor— 

—¿Usted cree que tiene esas cualidades? —

<<¿Las tengo?>> tambaleó. 

—Yo...no sé— dijo confundido —Carezco de algunas, pero, tengo la certeza de que puedo controlar lo que hago— 

Aquello, más que una respuesta, había sido una pequeña duda sembrada desde lo más profundo de su mente, que no lo abandonó sino hasta que acabó su jornada en la escuela. De pronto pareció como si el estoicismo desplazara todo lo que llevaba pensando desde la mañana y lo absorbiera a lo más complejo de su conciencia. Con un paso inseguro, decidió prolongar un poco más la llegada al estadio. 

—¡Hey! — pero escuchó alguien por detrás. 

—Argentina. Creí que ibas a llegar más tarde hoy—