31- Esto es lo que soy.

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Peter estaba asustado, pero no por lo que había pasado, sino por lo que había visto en Quetzal. Los ojos de Quetzal no expresaron nada mientras disparaba o atravesaba la piel de los atacantes con sus cuchillos. Peter ya sabía que Quetzal había recibido entrenamiento, pero no uno tan letal. Con el corazón latiendo desbocado, sabía que tenía que saber qué estaba pasando. Tomó la mano de Quetzal y lo llevó a un lugar apartado, un rincón oscuro en un callejón cercano, alejados del caos y del ruido.

"Quetzal, necesito que me digas qué está pasando," exigió Peter, su voz temblando por la mezcla de enojo y confusión. "Tus ojos... no había nada en ellos. No eras tú."

Quetzal miró a Peter, sus ojos ahora llenos de angustia y miedo. Se sintió atrapado, sin salida. Sabía que no podía ocultar más la verdad. Respiró hondo, tratando de reunir el valor para contarle todo.

"Peter... no sé por dónde empezar," comenzó Quetzal con su voz temblando. "Hay tanto que no sabes, tanto que he guardado."

Peter apretó suavemente su mano. "Empieza por el principio. Quiero saber todo."

Quetzal cerró los ojos por un momento, luchando contra las lágrimas. "No recuerdo mucho de mi infancia antes del Harem. Solo retazos, imágenes borrosas. Pero recuerdo el día que desperté en una camilla, sin saber quién era o dónde estaba. Me llevaron a un lugar... oscuro, frío. Me asignaron con otros niños, otros como yo, que se convirtieron en mis hermanos."

Peter escuchaba en silencio, sintiendo cómo su corazón se rompía poco a poco con cada palabra. No podía imaginar el dolor y el sufrimiento que Quetzal había pasado.

"El entrenamiento empezó casi de inmediato," continuó Quetzal, su voz cada vez más quebrada. "Nos enseñaron a matar, a no sentir. Nos forzaron a hacer cosas... cosas horribles. Cuando cumplimos 10 años,la edad en que los niños terminan la primera etapa de formación, el Harem organiza una subasta. Llegan personas poderosas de todo el mundo y compiten para pasar una noche con alguno. Les permiten hacerte lo que quieran, y así te conviertes en concubino. Nos convirtieron en armas, en objetos o pedazos de carne de los que pueden elegir, Peter. Violados, obligados a fingir que lo disfrutas, y enviados a cacerías a matar. Y... nunca he podido escapar de eso."

Peter sentía su corazón romperse más y más. La tristeza lo envolvía, haciendo que las palabras se atascaran en su garganta. Cuando Quetzal finalmente terminó de hablar y el llanto comenzó, Peter no pudo contenerse más. Lo abrazó con fuerza, queriendo absorber todo el dolor de Quetzal, queriendo protegerlo de todos esos horrores.

"Lo siento, Peter," sollozó Quetzal. "Lo siento tanto. Nunca quise que supieras esto. Nunca quise que me vieras así."

Peter acarició suavemente su espalda, susurrando, "Por favor no te disculpes, Quetzal. No fue tu culpa. Nada de eso fue tu culpa."

Quetzal seguía llorando, aferrándose a Peter como si su vida dependiera de ello. "Pero hice cosas terribles. No puedo borrarlas."

Peter lo apretó más fuerte. "Lo que hiciste, lo hiciste para sobrevivir. Te obligaron a ser algo que no eres. Lo importante es que estás aquí, conmigo. Y te quiero, Quetzal. Te quiero por quien eres, no por lo que te hicieron."

Quetzal levantó la mirada, sus ojos estaban llenos de lágrimas. "¿De verdad?"

Peter asintió, sus propios ojos llenándose de lágrimas también. "De verdad. Estamos juntos en esto, Quetzal. No importa lo que venga, no importa lo que descubramos. Te tengo a ti, y tú me tienes a mí. Eso es lo único que importa."

En ese momento, el enojo y la confusión de Peter se desvanecieron, reemplazados por una profunda tristeza. Sabía que tenía que estar allí para Quetzal, no solo como su pareja, sino como su apoyo y su refugio.

🖤🕸️ 𝐒𝐩𝐢𝐝𝐞𝐫-𝐦𝐚𝐧: 𝐻𝑒 𝐹𝑒𝑒𝓁𝓈 𝐿𝒾𝓀𝑒 𝐻𝑜𝓂𝑒 🕸️🖤 Peter Parker x Male OC / Male ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora