* Santa cachucha: Expresión que denota sorpresa o emoción / Volverse un atao de nervios: Tener un cumulo de nervios dentro (atao es interjección de atado, por lo que es un grupo amarrado)
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Al día siguiente...
Milena se alejó unos pasos y soltó una pequeña exclamación al contemplarla, y con eso Paulina supo que había quedado bien y tal vez hermosa para recibir sus sacramentos.
—Santa cachucha si no vas a ser la más hermosa en la iglesia hoy.
Ella no se atrevió a darse la vuelta para mirarse en el espejo de cuerpo entero.
Finalmente y luego de tantos meses de preparación y hasta cicatrices grabadas en sus manos y espaldas, el gran día en que haría la primera comunión y recibiría al Espíritu Santo por medio de la confirmación, había llegado. El pueblo entero estaba rebosante de alegría y expectación, con el parque bien decorado para el almuerzo de celebración que el padre había mandado a hacer para los niños menos pudientes; y todas las personas haciendo bulla por las calles y pendientes no solo de ver a los ochenta niños que harían la primera comunión desfilando por un caminito hasta el interior de la iglesia, sino también a ella cerrando la marcha marcando un hito en la historia de Don Matías de la primera mujer que recibiría dos sacramentos a la vez y en la edad adulta. Si mencionaba también que la mayoría de ellos querían era ver la reacción tanto del padre como de ella cuando se vieran de frente en la iglesia y con monseñor cerca. Pao por el contrario de todos ellos, estaba que se desplomaba en mitad del cuarto, de espanto. Primero por lo que implicaba recibir esos sacramentos y que sus niños también los obtuvieran siendo recibidos como miembros de la religión católica; que podía cambiarles la vida considerablemente a los tres. Al menos de manera espiritual. ¿Y segundo?
Hizo una inhalación honda y se llevó la mano al estómago.
—Mile, creo que voy a vomitar.
Su amiga deshizo la sonrisa que tenía antes.
—¿Algo te sentó mal anoche? Te dije que no comieras nada pesado, Paulina.
—No es eso. ¿Cómo voy a entrar a esa iglesia delante de tanta gente? Me voy a volver un flan sabiendo que todos me miran con este vestido encima y que piensan...
—Que eres la más hermosa de todas—completó—no te estás casando, deja de ser mensa—se burló—vas a recibir al Señor, eso es maravilloso, pero tampoco pa' volverte un atao de nervios, mi negra.
Se friccionó los dedos cuando le temblaron.
—Además no estás sola. Irán ochenta niños delante de ti, a lo mismo, también tus niños. Y no es que fueses de primeras en la fila. Eres la última.
—No pues, que aliento, Milena. Todos son una manada de pulgas de diez años. Mucho que no me voy a ver.
Milena le puso las manos en los brazos, muy seria.
—Mamita, todo va a estar bien. Caminarás con propiedad rumbo a una de las bancas por la nave del centro, solo recibes tus sacramentos y ya. Fin del cuento—se mordió el labio—¿Y Abel? Que a ese papi churro le llegue la boca al suelo cuando te vea así mamacita.
Eso la hizo poner una mueca de espanto y que su mejor amiga se riera.
Había llegado desde las cinco de la mañana para ayudarla a alistarse y a los pequeños también, y ya, casi a las diez de la mañana, estaban listas las dos, mientras los niños jugaban en el primer piso y aguardaban a que fuese el momento. Del párroco y el padre Luis no habían señales por la casa.
—No te me espantes y hazme un favor y mírate en el espejo. Me tomó mucho trabajo dejarte cómo estás, y sería una pena que a mi ahijada no le guste.
Paulina la abrazó y después decidió hacerle caso. Tomó aire muy profundo y se giró para verse. El vestido le quedaba perfecto y a la medida después de que su amiga le hiciera unos cuantos arreglos en el pecho y la cintura, causando que se abrazara a sus curvas como si fuera a su medida desde antes. Llevaba unos guantes blancos y delicados en encaje a medio brazo, dejando los dedos descubiertos. Pero lo más sorprendente fue verse el rostro. Mile había hecho todo lo posible para maquillarla ni muy extravagante, ni demasiado sutil, con los labios sonrosados y un pequeño delineado en los ojos. ¿Además de ello? Los cabellos completamente lisos a media espalda y con un pequeño semi recogido atrás.
—¿Qué fue lo que hiciste?—susurró.
Porque no podía creer que esa fuera ella, y con los cabellos cepillados.
—Costó con tus rizos, pero mi plancha hace maravillas. Así te verán de otro peinado.
—Me siento bonita.
—Eres preciosa, mi negra. ¿Te gustó?
—Mucho.
Ella se alejó en busca de algo y luego le puso un velo en la cabeza que no le tapaba el rostro. Solo los cabellos.
—Esto es necesario para el atuendo. No te gustó mucho pero todas las niñas llevarán para la ceremonia. Si te da calor, después de ella te lo puedes quitar y yo te lo guardo. No creo que haga falta en la reunión y cuando te presenten a monseñor.
—Ni lo menciones.
Milena la miró por el espejo.
—¿No lo quieres conocer?
Recordó la noche anterior con Abel y como no parecía muy feliz de tener que ir por ese señor con ínfulas de Dios, a las cinco de la mañana para que llegaran a tiempo a la ceremonia.
—A Abel no le cae muy bien, entonces no debe ser la gran cosa.
Levantó la barbilla mientras acomodaba el vestido.
—Ahora sigues la opinión de Abel, mira tú. ¿Entonces si a él no le gusta como a ti... remojar las tostadas en chocolate calientito, dejas de comerlo?—ella soltó a reír por el comentario tan fuera de lugar de su amiga.
—Noooo—Milena asintió—lo hago cambiar de parecer. Soy muy buena convenciendo cuando me lo propongo.
Como la noche anterior.
NOTA DE AUTORA:
ES LUNEEEEEEES. DÍA DE ACTUALIZACIÓN.
CUENTENME, ¿ESTABAN TAN ANSIOSAS COMO YO PORQUE SE LLEGARA ESTE DÍA?
LAS LEO
BESOS
LAU<3
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ENTRE LA CRUZ Y EL CORAZÓN (COMPLETA)
Любовные романыNoche. Oscura y silenciosa noche. Sin saber si con el favor de ese Dios que ella no conoce, o guiada por el diablo... Paulina se ha valido de ella para huir de su casita de campo en Belmira, Antioquia con sus dos pequeños de seis y diez años, lejos...