Prólogo: Cartas de Consuelo

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En el tranquilo y distinguido Romney Hall, la mansión de los Crane se alzaba majestuosa, pero en su interior, la atmósfera era sombría y silenciosa. Philip Crane, el apuesto y reservado hermano menor del fallecido George Crane, acababa de perder a su esposa en un trágico accidente, dejándolo sumido en la soledad y el dolor.

Mientras Philip intentaba encontrar consuelo en su duelo en sus plantas, una serie de cartas comenzaron a llegar a su puerta, cada una de ellas escrita con una delicada caligrafía y un tono de comprensión y empatía que lo sorprendió profundamente. Las cartas llevaban la firma de Eloise Bridgerton, una joven dama cuya reputación como la más franca y perspicaz de su familia era bien conocida en toda la sociedad londinense.

Al principio, Philip se mostró reacio a abrir su corazón a una desconocida, pero conforme las cartas seguían llegando, comenzó a sentirse intrigado por la mujer detrás de ellas, incluso llegó a enviarle una flor en el interior de una carta. Eloise parecía entender su dolor de una manera que pocos podían, y sus palabras ofrecían un consuelo que Philip no había encontrado en ningún otro lugar.

Finalmente, movido por una curiosidad irresistible, Philip decidió responder a una de las cartas de Eloise, expresando su gratitud por su apoyo en un momento tan difícil. Lo que comenzó como una correspondencia de cortesía pronto se convirtió en un intercambio regular de pensamientos y sentimientos, creando un vínculo especial entre ellos a pesar de no haberse conocido en persona.

Fue a través de estas cartas que Philip y Eloise encontraron una conexión única y reconfortante en medio de la oscuridad de su duelo, una conexión que eventualmente los llevaría a cruzar el umbral de la amistad hacia un territorio desconocido y emocionante.


Con tan solo una mirada - PhiloiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora