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El vestido blanco le quedaba bien, era una linda novia, eso lo tenía claro.

Te gustaba la forma en la que caía el vestido hacia el piso, diste una vuelta enfrente de tu madre y amigas cercanas mostrándoles como se ceñía a tu cintura.

-Te ves divina Cariño -comento su madre tomando un poco de espumante- Vas a ser la novia más linda de todo Japón.

Asentiste, la verdad ese siempre fue el plan, convertirte en una linda esposa, luego de eso comenzaba tu libertad, o eso pensabas, evitabas pensar en tu adolescencia, en la vida que dejaste atrás por tu familia, por cumplir las expectativas.

-¿Estas segura que es apropiado?-dices mirando a tu madre, ella sonríe, poniéndose de pie y luego poniendo una de sus manos en tu hombro.

-Es apropiado para una dama de sociedad que se va a casar con un gran empresario, todas van a envidiarte.

Asentiste, efectivamente iban a hacerlo, con el dinero venia poder pensabas, cerraste por el momento los ojos y unos ojos celestes invadieron tu mente, solo esa pequeña vista a lo que realmente querías era suficiente para calmar tus nervios.

-Ve a que te quiten el vestido, tu prometido te espera en la cena familiar esta noche, no llegues tarde cariño- comenta su madre- y por favor, compórtate como una dama, debes hacer honor a tu apellido

-Lo se madre -caminaste hacia el vestidor- Acompáñenme -le pediste a tus amigas, ellas se levantaron rápidamente y caminaron detrás de ti.

Te quitaste los tacones y el velo de la cabeza, tu mejor amiga se acerco para desabrochar el vestido en silencio, ella sabía la verdad, y aún así estaba acompañándote en cada momento de tu vida, sin ella definitivamente estarías ahogada en tu propia mierda.

-¿Pudiste enviar las invitaciones faltantes? -le preguntas

-Si, fue difícil, pero las hice llegar

Te tranquiliza escucharla, no sabias si esas personas vendrían, pero si alguna vez te habían considerado su amiga, irían.

Tu madre no lo permitiría, pero era tu día especial, ya no tendría más derecho sobre ti y eso en parte era lo que más te alegraba.

Quedaba tan solo una semana para el día especial y los recuerdos parecían más melancólicos que de costumbre, sobre todo aquella época donde eras adolescente y te habías enamorado profundamente.

Ahora todo era un simple sentimiento que te traía un leve dolor en el pecho cada vez que lo recordaba, ¿Acaso alguna vez volverás a sentirte así de nuevo?, te preguntabas.

Tu prometido era un hombre bueno, cariñoso y atento, demostraba querer formar una familia contigo, realmente se veía entusiasmado, tu por tu parte, querías ser una esposa digna de una persona exitosa y tan admirable, pero no sentías ese amor que alguna vez consumió tu alma.

Estabas vacía y lo reconocias, era como estar en piloto automático, querías despertar y sentirte viva, pero en la situación que te encontrabas era casi imposible hacerlo.

Una ves vestida completamente, te habías despedido de tus amigas y caminaste hacia tu auto, no querías pasar más tiempo con alguien más.

Querías estar sola, era lo único que te hacía sentir mejor y dejar florecer tus pensamientos sobre lo que debió haber sido tu vida, pero te acobardaste al final y terminaste aquí.

Te subiste a tu auto y manejaste al otro lado de la ciudad, el lado donde había tanta gente corriente que te era imposible pensar en que serias asquerosamente rica en una semana o que serias una de las mujeres más poderosas de Japón, querías sentirte común, tan desechable como en ese lado de la ciudad.

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⏰ Última actualización: May 26 ⏰

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Honest (Satoru Gojo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora