Memorias Perdidas

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—¿Entonces no hay rastro de esa llamada?— pregunté, visiblemente molesto.

—No, señor.— respondió mi secretaria.

—¿Cómo es posible?— mencioné mientras llevaba mi mano a la frente para intentar controlar el estrés.

—Axel, debes calmarte.— aconsejó mi hermana.

—¿Calmarme? Emily, llaman al maldito celular de Katherine diciendo que no está muerta y ¡Ahora ya no hay rastro!— exclamé casi gritando.

—Irina, por favor, retírate.— ordenó Emily a mi secretaria.

—Sí, señora.— Irina salió de la oficina y mi hermana se acercó a mí.

—Sé que te duele, Axel, pero necesitas calmarte. Estresarte no te llevará a ninguna parte.

—Emily, ¿Cómo puedo calmarme después de todo esto?

—Axel, tal vez solo fue una broma de mal gusto.

—Sea lo que sea, es injusto jugar de esa manera, especialmente sabiendo cuánto la echo de menos.

—Lo entiendo.— Emily me abrazó, y yo luchaba contra las lágrimas—. No te contengas, deja que fluyan.

—No, ya no quiero seguir llorando.

—No te resistas, debes dejarla ir.

—No puedo, Emily, ella era mi todo.

—Pero ya no está aquí.

—Lo sé, lo entiendo, pero mi corazón aún no lo acepta.

—Entonces, ayúdalo a comprender que ella se ha ido.

—Eso intento, pero por más que lo intento, no puedo.

—Axel, debes dejarla ir; si no lo haces, no la dejarás descansar en paz.— dijo Emily mientras se alejaba de mí.

—Pero Emily...

—No hay "peros", Axel. Debes aceptar que ella ya no está.

—Entonces, ¿Por qué llamaron y dijeron eso?

—Axel, ¿Y si solo fue una broma de mal gusto?— sugirió Emily mientras me miraba—. Debes ser realista, como solías ser.

—Está bien.— acepté resignado—. Seré realista.

—No la olvides, simplemente acepta que ya no está aquí.— Emily me sonrió y yo le devolví la sonrisa—. Bueno, me voy, debo recoger a los niños en la escuela.

—Está bien.— asentí mientras me arreglaba el traje—. Avísales a Kaleb y a Mia que llegaré temprano.

—Entendido, lo haré.

Después de que Emily salió de la oficina, solté un gran suspiro. Quizás Emily tenía razón y todo había sido solo una broma de mal gusto. Tenía que enfrentar la dura realidad de que ella ya no estaba en este mundo.

Abrí el cajón de mi escritorio para buscar mis pastillas de antidepresivos y una vez que lo encontré, saqué una pastilla y la tomé para después dar un gran trago de agua, gracias a las pastillas evitaba que me sintiera mal por la partida de Katherine y así no llorar.

Mientras hacía mi trabajo recorde que la chica de ayer me habia dado su número y estaba guardado en mi celular así. Saqué mi celular y busque su número para llamar, el tono sonaba y sonaba hasta que escuché una dulce voz.

¿Hola?— escuché su voz al otro lado.

—¿Recuerdas quién soy?— pregunté.

Eres el chico de ayer, ¿Axel, verdad?— dijo de manera coqueta.

La Sombra Del Pasado ✓ [Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora