bad Romance

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(está aplicación no el deja poner la canción así que, pongan la ustedes mientras leen, enserio queda buenísima con la historia)

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En un oscuro y estrecho callejón, Vaggie se desplomó contra la pared, respirando con dificultad. Su ojo herido palpitaba de dolor, y su ala arrancada dejaba un rastro de plumas ensangrentadas. Nunca imaginó que su castigo sería tan cruel: ser expulsada del cielo y arrojada a este mundo infernal.

Mientras trataba de levantarse, una luz suave y cálida apareció al final del callejón. Charlie, con su brillante aura dorada y su inquebrantable sonrisa, se acercó con cautela. Sus ojos reflejaban compasión y curiosidad.

—Hola, ¿estás bien? preguntó Charlie, inclinándose hacia Vaggie–.

—¿Tu qué crees? respondió Vaggie con un tono amargo, tratando de disimular su dolor y sorpresa–.

Charlie se arrodilló a su lado, sacando un pañuelo de su bolsillo para limpiar la sangre que manchaba el rostro de Vaggie.

—No te preocupes, estoy aquí para ayudar –dijo Charlie con voz suave mientras comenzaba a curar el ojo herido de Vaggie–.

Vaggie observó a Charlie con recelo, incapaz de entender por qué alguien querría ayudarla sin pedir nada a cambio. A medida que Charlie trabajaba, Vaggie no pudo evitar sentir una extraña mezcla de agradecimiento y vergüenza.

—¿Por qué haces esto? –murmuró Vaggie, su voz casi inaudible–

—Porque todos merecen una segunda oportunidad respondió Charlie con una sonrisa que irradiaba esperanza–. Además, nadie debería sufrir solo, me rompería el corazón dejarte sola sabiendo que eres de mi gente.

Vaggie sintió una punzada en su corazón. Charlie no tenía idea de quién era realmente, una ex ángel exterminadora. Pero en ese momento, decidió aceptar la ayuda y el apoyo que se le ofrecía.

Con el tiempo, Vaggie comenzó a sentir algo más profundo por Charlie. La bondad y la pureza de Charlie le recordaban todo lo que había perdido y todo lo que deseaba recuperar.

Cada gesto amable, cada sonrisa sincera, hacía que su corazón latiera más rápido. Charlie se convirtió en su luz en la oscuridad, y Vaggie no podía evitar desear estar siempre a su lado, protegida por su calidez y esperanza.

—Gracias... –dijo Vaggie, permitiendo que una pequeña sonrisa asomara en sus labios–. Tal vez, solo tal vez, haya esperanza después de todo.

Y así, en aquel oscuro callejón, nació una inesperada amistad que, sin saberlo Charlie, se convertiría en algo mucho más profundo y significativo para Vaggie.

Con el tiempo, Vaggie y Charlie se volvieron inseparables. La ayuda de Charlie no se limitó a ese callejón; se convirtió en una constante en la vida de Vaggie. Charlie le ofreció un lugar en su hogar y en su corazón, sin conocer la verdadera identidad de Vaggie.
Para Charlie, Vaggie era una alma perdida que necesitaba apoyo y amistad, y para Vaggie, Charlie era la chispa de esperanza que nunca había esperado encontrar en el infierno.

Los días se convirtieron en semanas, y las semanas en meses. Juntas, empezaron a planear un ambicioso proyecto: un hotel para redimir a los demonios y almas perdidas del infierno. Charlie estaba convencida de que, con el ambiente adecuado y suficiente amor y compasión, incluso los más perdidos podían encontrar su redención.

—¿Estás segura de esto, Charlie? preguntó Vaggie una noche mientras revisaban los planos del hotel–

—Sí, absolutamente respondió Charlie con una mirada decidida–. Quiero darles a todos una segunda oportunidad, como la que te di a ti.

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