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Pronto anocheció.
Debían volver a la academia, pues si se les hacía tarde recibirían un regaño.

Legoshi, junto con Bill y el resto de sus amigos, se dispusieron a regresar.
Al querer acortar el camino para llegar más rápido, terminaron perdiéndose. Habían llegado a una parte la ciudad que ninguno conocía. No sabían por dónde regresar, o seguir su ruta.
Caminaron leyendo los nombres de las calles que se encontraban en las puertas de las casas, intentando adivinar en dónde estaban por medio del GPS.

Al llegar a un callejón, sin salida aparente, el tenue olor a carne entró por sus fosas nasales.
Al voltear en dirección de donde provenía, encontraron cientos de puestos de comida. Vendían todo tipo de platillos: comida rápida, bocaditos y hasta menús. Todo hecho en base a carne, carne de herbívoros. Habían encontrado el mercado negro.

Legoshi observó espantando.
Quedo petrificado. No podía creer lo que estaba viendo. Tantos animales comiendo, engullendo la comida.
Sus amigos no tardaron en volverse locos por probar el alimento. Se les hacía agua el hocico.

Bill, se dio cuenta del horror de Legoshi al ver la escena. Algo burlón, intento que dejara de lado la idea que estaba mal y se animara a probar. Legoshi se negaba. Bill seguía insistiendo, recibiendo la misma respuesta.
Harto de escuchar las ideas de Legoshi, lo abandonó, dejándolo solo en medio de la calle.

El olor de los platillos, intentaba que Legoshi quisiera comer.
Él se tapo la nariz con ambas manos, cerrando con fuerza su hocico, que de poco empezaba a generar saliva. Él no iba a sucumbir a su instinto, ni dejar que se desencadene.
Corrió a toda prisa, sin fijarse en la dirección. Quería huir, nuevamente, de tal atrocidad.

Por correr con los ojos cerrados, se chocó contra una pared.
El golpe, sumado a la agitación y el agobio, provocó que Legoshi se desmayara.





Ya era más de media noche.
Todos los estudiantes habían vuelto. Los últimos en llegar, fue un grupo de carnívoros masculinos.
Louis sabía que con ese grupo, Legoshi había salido de la academia. Pero al verlos regresar sin él... No entendía porque el lobo gris no estaba con ellos.

Louis se acercó a uno de ellos, después que el subdirector los regañara. Le preguntó dónde estaba Legoshi, excusándose qué aún no había vuelto y ellos habían salido con él. Recibió una respuesta vacía.
"No sabemos dónde esta. Le perdimos el rastro" Dijo uno de ellos.

Louis los vio alejarse, sintiendo como una preocupación crecía dentro de él ¿Dónde estaría Legoshi? ¿Por qué no había regresado? ¿Le habría pasado algo? ¿Estaría con alguien? ¿Se encontrará bien?
Louis no podía hacer nada. No podía salir a buscarlo. Era prácticamente imposible. Tendría que escaparse evadiendo la seguridad y para colmo, tenia que coordinar una actividad con el resto de líderes de los clubes.

Louis no podía dejar de pensar en Legoshi, preguntándose sobre su paradero.

Un estudiante, líder del club de música se acercó a Louis. Al verlo tan desanimado luego de terminar su reunión.

-¿Estás bien? -preguntó, evitando incomodar al venado, sabiendo que no le gustaba que le pregunten acerca de su salud-

-Lo estoy -respondió a secas-. Es tarde y mis ojos ya no pueden estar abiertos por más tiempo -Dijo recomponiendose-.

Louis no iba dejar que alguien supiera que estaba preocupado. Preocupado por Legoshi.

En su habitación, después de ducharse, intentaba pensar en una respuesta lógica, por la que Legoshi no volvió.
Estaba desanimado, eso era evidente. De uno de los cajones de su escritorio, sacó la nota que había recibido por parte del lobo.

La leyó varias veces. Hasta casi memorisarla.
Estaba recostado sobre el escritorio, triste.

Se imagino acariciando su cabeza, jugando con el pelaje de sus orejas. Mientras tarareaba una canción. Al mismo tiempo que Legoshi sostenía una de sus manos y sonreía placenteramente.

Tener dicha imagen en su cabeza, le brindó cierta calma

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Tener dicha imagen en su cabeza, le brindó cierta calma.
Era consciente de lo inocente y adorable que Legoshi se veía en sus manos. Como si le permitiera mimarlo como si de un cachorro se tratase. No parecía defenderse, ni mucho menos apartarlo.
¿Por qué no lo hacía? En esa ocasión, él dejó que acaricie su pelaje, en lugar de apartarlo o alejarse. Además, se había disculpado por haberlo evitado.
¿Legoshi sentía algo por él? No estaba del todo seguro. Esperaba que fuera así.
Louis no lo rechazaría si llegara a confesarle su posible amor. Solo tendrían que mantenerlo en secreto.






Créditos a los creadores de las imágenes.

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Amor Secreto|| Legoshi X LouisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora