Cap.10 lo pensaré abuelito.

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CAMERON

S

us besos son dulces.

Beso su cuerpo, su cuello y su clavícula. Tomo el borde de su blusa y la quito. De inmediato puedo ver esas hermosas aureolas, sus pequeños pechos y esos picos.

Lleno mi boca con ellos, su sabor es afrodisíaco, exquisito, como una naranja caramelizada. Escucho su risa y levanto la vista para encontrarme con esos hermosos ojos verdes mentolados.

Ella muerde sus labios y yo desabrocho el botón de sus shorts para bajarlos, los retiro mientras le doy besos suaves. Bajo sus pantalones y veo sus pequeñas bragas de corazones, y justo cuando estoy a punto de quitarlas, ella me dice:

-Tómame, Cam. Soy tuya, quiero que me folles, quiero que me enseñes...

La beso y sigo quitándole la ropa, pero de repente suena un teléfono:

pic-pic-pic... Miro a todos lados. Abro los ojos. Despierto.

Paso mi mano por la cabeza. Llevo toda la semana soñando con la fastidiosa, aunque me encantó robarle su primer beso. Su sabor es increíble, deliciosa.

Es sábado, y estoy que me lleva el diablo. Acabo de discutir con mi madre porque pretende que mi padre le dé más dinero.

Como siempre, es una descarada; no le basta con todo lo que ya le ha quitado para dárselo a sus amantes.

Llego a casa y noto un desorden en el comedor. Bueno, en realidad, solo falta una silla, pero eso me molesta. Soy maniático del orden, y esto me altera horriblemente. La busco en su habitación, pero no está.

Me recuerdo que a la mocosa le encanta la terraza, y seguramente tiene un escritorio improvisado ahí. Pero no me importa cómo se acomode, siempre y cuando no use las cosas de la casa.

-¿Por qué siempre tienes que mover todo y hacer lo que te da la gana? -le reclamo, y ella no se inmuta, lo cual me molesta aún más.

-La necesito para hacer tareas. Cuando acabe, la devuelvo -me contesta sin siquiera mirarme.

-No. Devuélvela ya mismo al comedor; me importa una mierda lo que estés haciendo -le digo de manera grosera.

Como sigue sin prestarme atención, tomo todos sus apuntes y los tiro al suelo, junto con sus lápices y demás cosas. No me basta con eso, así que la levanto bruscamente de la silla.

-¿Qué te pasa? ¡Eres un bruto! Tiraste mi trabajo, tardé horas en hacerlo -me grita furiosa.

La veo recoger todo con furia. Sé que me pasé de la raya, era su trabajo, y lo peor es que me desquité con ella.

Voy a la sala, acomodo todo tal como debería estar y me dispongo a ver la televisión.

Ha pasado una hora y me siento mal. De repente escucho que se cierra una puerta. Volteo y la veo. Está hermosa, con un lindo vestido, muy sexy. Me levanto rápidamente y voy hacia ella.

-¿Y tú para dónde vas vestida así? -le pregunto de inmediato. Ella me mira con rabia y me responde.

-¿A ti qué te importa? Ya me arruinaste mis trabajos, ¿ahora qué pretendes? -me dice, molesta.

Me acerco demasiado, quedando muy cerca de sus labios. La miro de arriba abajo, hasta sus ojos, y no puedo dejar de recordar mi sueño, soñando con ella cuando la follaba.

-Sí me importa, y mucho -le digo muy cerca de su boca. Puedo sentir su aliento mentolado. Ella abre la boca para protestar, pero aprovecho y la beso.

Mi beso es fuerte, ella se queda estática. Meto mis manos debajo de su vestido, y ella abre más la boca. Le aprieto las nalgas. Intenta separarse de mí, pero no puede. La aprieto más contra mí, la saboreo hasta que la suelto y sonrío.

Ella está muy molesta, intenta golpearme, pero la detengo. Tengo más fuerza que ella. Entonces me insulta.

-Eres un imbécil, idiota... -Sonrío, y antes de que salga le digo:

-Temprano en casa, y cuidado con tus besos... son míos. -Ella se molesta aún más, pero no me importa y termina por irse.

Me hace sentir diferente. Es repelente y fastidiosa, pero me encanta molestarla. Siempre que lo hago, mi buen humor aparece.

Más tarde, hago algunos trabajos y decido salir con unos amigos. Hoy Max está nuevamente con Sofía, pero a mí no me gusta mucho repetir...

Voy a una discoteca VIP, donde también encuentro una chica complaciente. Tomamos whisky, bailamos, y luego la acompaño a su casa. Nos besamos y follamos. Cuando termino, me visto y regreso a mi apartamento.

Al llegar, veo cómo un tipo le da un pequeño beso a Maya y ella baja del coche, algo alegre.

Mi respiración se vuelve errática y no puedo tolerar mi rabia. Estaciono lo más rápido posible y corro hacia el ascensor.

Al llegar al piso, ella está abriendo la puerta del apartamento. Le agarro el brazo fuertemente y le reclamo.

-¿Quién era el tipo que te trajo, Maya Parker? ¿Acaso es tu novio? No son horas para que una señorita llegue a su casa -le digo, molesto.

-Suéltame, me lastimas, idiota. No es tu problema, déjame en paz -me responde seria y entra al apartamento. Sé que Max no está, se quedará con Sofía, así que aprovecho para reclamarle.

-Sí, sí es mi problema. No te quiero ver con tipos y menos llegando a estas horas. -le digo, y ella sonríe.

-No eres nadie, no tienes derecho a reclamar, idiota. ¿Quién te crees? ¿Mi novio? -me dice, y yo asiento.

-Puede ser, mocosa -y me lanzo de nuevo a sus labios. Ella intenta apartarme, pero no puede.

Sonrío, y luego ella me dice:

-Deja de besarme; eres muy viejo para mí -dice limpiándose los labios, lo que me enfurece. Es una chiquilla preciosa e insoportable.

-No, no lo soy. Puedo hacerte sentir mucho mejor que ese nene con el que venías. -le digo, pero ella sonríe, sabiendo que tiene la victoria.

-Lo pensaré, abuelito -y sale corriendo, encerrándose en su habitación. Lo peor es que la escucho reírse, lo cual me hace reír también a mí.


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FUERA DE LIMITES "Rendido ante Tí"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora