Capitulo 16: "Superficie"

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Disclaimer: Los personajes de esta historia, no me pertenecen.

Ya había pasado un mes desde que había culminado la guerra, los hogares de los ciudadanos ya se encontraban casi reconstruidos, el contento de East Blue estaba muy presente y las criaturas rescatadas por fin encontraron un lugar al cual pertenecer, el cual llamar hogar.

Aunque no había sido fácil, un equilibrio entre la gente del pueblo, el príncipe y el Rey mantenía tranquilos a todos.

— ¡Zoro! ¿A dónde vas? ¿No ves que la torre que hicimos para las criaturas que rescataste va a ser inaugurada hoy? – Dijo enojado con una vena en la frente.

— Lo sé, lo sé, pero tengo algo que hacer hoy. No contaba con que las dos fechas se iban a cruzar.

— ¡Pues cancela tu otro plan!

— No, es algo que he planeado hace mucho y es muy importante para mí, así que me vas a acompañar – Dijo tomándolo de la mano nadando con él en dirección a la superficie.

— Zoro, no es que no quiera ir, pero ¿recuerdas que yo si tengo cola? Además no me dijiste nada, solo me trajiste, ¿qué no tienes en cuenta lo que yo pienso? – El peliverde frenó, Sanji tenía razón, por mucho que haya planeado su sorpresa, no podía simplemente jalarlo por medio océano.

— Es verdad, no dije nada, pero para dar regalos ¿No es mejor que sean sorpresa?

— ¿Regalo? – El rubio se sonrojo a más no poder, en todo este mes solo habían habido algunos coqueteos discretos, miradas traviesas y contacto disimulado, pero no habían hablado del tema.

Ellos sabían lo que sentía el otro, pero ninguno quería dar el primer paso por miedo a que el otro reaccionara mal.

Zoro había estado planeando hace mucho una confesión para Sanji. Quería que fuera especial, tanto como para que quedará en sus recuerdos por siempre.

— Si... – Se encontraban en medio de un lugar silencioso. No habían cruzado palabras en algunos segundos y se sentía el sonido de sus corazones latiendo fuertemente.

— Está bien. Iré. Pero si algo me llegase a pasar, te juro que te mato idiota. – Reprendió con sus brazos cruzados mirando hacía otro lado para disimular su emoción.

— Nunca te pasará nada, y menos en mi presencia ¿Escuchaste? – Sanji no respondió, solo asintió y siguió al espadachín.

Nadaron rodeados de hermosos colores que rebotaban en el agua a causa del sol y un arcoiris que comenzaba a desaparecer por el anochecer.

— Llegamos mi príncipe – Le dijo extendiendo su mano hacía él.

— ¿Pretendes cargarme hasta allá tu solo? – respondió mirando que el lugar iluminado se encontraba algo lejos del agua.

— Claro que sí, ¿Qué me impediría tocar esas hermosas escamas? – Se iluminó una sonrisa en su rostro.

— Eres un pervertido – dijo el príncipe nuevamente cruzando sus brazos – ¿Que estás esperando? Entonces llévame allá, no me hagas esperar.

— Que impaciente es mi príncipe – Salió un carraspeo de la boca de Sanji mientras ponía sus ojos en blanco y luego el chico mitad humano lo tomó entre sus brazos.

— Cuidado, de verdad las criaturas marinas somos muy pesadas.

— Entrené por años, esto no es nada.

Avanzó paso a paso mirando los ojos amarillos del rubio y luego con delicadeza lo colocó sobre un mantel color verde naturaleza.

Luces amarillas los rodeaban, un festival de cariño hecho solo para ellos dos.

— Elegiste un lugar bonito y tranquilo, también está muy bien decorado, siento como si estuviera en una lluvia de estrellas – Era verdad, las luces estaban hechas en forma de estrellas y caían una a una hasta llegar al suelo.

— Una lluvia de estrellas hecha solo para ti – Zoro se encontraba muy nervioso, sus manos temblaban y por ello las tenia escondidas detrás de él.

— Gracias, es un regalo muy hermoso – No supo decir nada más, también se encontraba con un corazón exaltado a punto de explotar.

El espadachín lo iluminó con su sonrisa.

— Tengo algo más para ti.

— ¿Qué es? – Preguntó curioso.

— Cierra los ojos por favor. Y confía en mí – Sanji hizo lo que le pidió el peliverde. Se sentía como se movía de un lado a otro dando pisadas apresuradas, sin embargo el ruido se detuvo rápidamente.

No sabía en qué parte del lugar se encontraba, no obstante decidió dejar sus ojos cerrados hasta el final.

Una mano temblorosa se acercó a la mejilla derecha del rubio, con dulzura la acarició y luego se posó en su cuello rodeándolo. La otra mano morena hizo lo mismo con su mejilla izquierda pero está se deslizó hacía el mentón buscando la misma altura de sus rostros.

— ¿Puedo? – Dijo Zoro en un susurró cerca de sus labios.

Sanji no respondió, se encontraba en medio de su nube de algodón, no podía creer que el momento que tanto estaba esperando haya llegado, sin duda se encontraba muy sonrojado, lo sentía en sus mejillas y orejas que estaban muy calientes.

Hubo silencio. Y Sanji sólo asintió ligeramente.

Zoro se había asustado ¿Y si él no sentía lo mismo?¿Y si esto solo los distanciaba? El prefería morir a no tener a su lado a Sanji.

Se acercó con lentitud y seguridad con la afirmación de su rubio, y luego lo besó.

Sus bocas empezaron a moverse con timidez y dulzura, Sanji acarició su torso hasta llegar a su cuello, lo rodeó con sus brazos acercándolo más a él. Zoro en medio soltaba sonrisas de satisfacción pues no se esperaba que el resultado fuera tan positivo.

El beso comenzó a profundizarse más está vez habían entrado en el juego sus lenguas y sus respiraciones agitadas. Querían tenerse más cerca el uno al otro. Siguieron así un rato más hasta que se separaron por falta de aire.

— ¿Que significa todo esto? – Pregunto el rubio totalmente rojo.

— Eso te pregunto yo a tí, no te negaste – le dedico una mirada traviesa – a parte besas increíble – dijo mientras tocaba las escamas de la cola de Sanji.

— Fue justo como lo imaginé, incluso mejor – Respondió tímido mirando hacía un lado.

— Eso quiere decir que ¿Aceptas? – Dijo emocionado Zoro.

— ¿Aceptar que?

— Ya sabes, ser mi novio y pasar el resto de nuestras vidas juntos – Le respondió, como si fue lo más obvio del mundo.

— No pretendes que lo diga ¿Verdad?

— Si, tienes que decirlo para que sea oficial – hizo un puchero de enojo en forma de burla.

— ¿No crees que con prácticamente habernos comido vivos es suficiente? – se tapo la cara algo intimidado.

— ¿Comernos vivos? Esto no es nada comparado con todo lo que quiero hacerte.

— ¡Cállate!¿Por qué eres así?¡Pervertido!

— Me encanta verte reaccionar así – dejo de acariciar las escamas de Sanji y se sentó a su lado – aunque realmente lo que quería decir es que te quiero, y lo hago de verdad.

— Lo que yo quería decir... es que yo también te quiero. Desde hoy eres mío, mi novio.

El espadachín solo lo miro embobado con un brazo sosteniendo su mejilla.

— No lo voy a volver a decir, así que espero que esa palabra quede en tu mente siempre.

— ¿Que me quieres, que soy tuyo, o que eres mi novio?

— ¡Zoro! – Fastidiado se tapo nuevamente el rostro, no podía hacer nada más, pues su novio tenía que llevarlo de vuelta al océano para que pudiera escapar.

Continuará...

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⏰ Última actualización: Aug 01 ⏰

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