𝐂𝐀𝐏Í𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐗𝐈𝐈𝐈

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「 ✦ 𝐂𝐔𝐀𝐔𝐇𝐓𝐙𝐈𝐍, 𝐇𝐔𝐈𝐓𝐙𝐈𝐋𝐈𝐍 𝐘 𝐂𝐈𝐏𝐀𝐂𝐓𝐋𝐈 ✦ 」

𝕷os preparativos para el sacrificio estaban casi listos, Se había confeccionado el mejor vestuario que representa Mictlantecuhtli el dios de la muerte qué la princesa debía portar para el ritual, Durante horas se les ofreció a los dioses pequeñas ofrendas como granos de maíz, pulque y tamales; Mis Hermanos Cuauhtzin y Huitzilin se veían muy ansiosos por la ya demorada llegada de la princesa, El Tlatoani pidió unos minutos para despedirse de su hija, Sin embargo no había rastro de ellos hasta el momento.

- ¿Aún no aparecen? - Me cuestionó mi hermano Huitzilin con un evidente sentimiento de frustración -.
- Los dioses no serán pacientes al castigarnos por hacerlos perder el tiempo - Dijo Cuauhtzin bastante preocupado -.

Yo me encontraba caminando de un lado a otro, Habíamos dado la orden de buscar al Tlatoani por los alrededores del Templo, Mi desesperación estaba consumiendo mi mente, Los dioses debían obtener su tan prometida ofrenda y finalmente pactar nuestra petición de alejar el espíritu de Cihuacóatl de nuestro amado imperio.

- ¿¡DONDE ESTA IZOCOATL?! - Mi grito de furia se escuchó por cada pequeño rincón del templo -.
- Aquí estoy... - Dijo El Tlatoani mientras entraba finalmente al templo -.

Finalmente, El sacrificio se llevaría acabo, Era momento de ofrecer a la princesa a cambio de la salvación del imperio, Cuando me gire para observar a Izocoatl mi cuerpo se puso rígido al notar que aquel hombre que regía como Tlatoani del imperio llegaba completamente solo.

- ¿Donde está ella? - Pregunté mientras me acercaba a el con un leve aura amenazante -. - Esta donde debe estar, Lejos de ustedes, Lejos de su propia gente que busca acabar con su vida por una simple visión de una vieja loca! - Exclamó el Tlatoani -. - ¡Cihuacóatl jamás fue una loca, Incluso después del nacimiento de ese... De ese monstruo! - Gritó mi hermano Huitzilin -.

Podía ver como la mirada del Rey se iba llenando cada vez más y más de furia.

- ¡Ustedes no son más que un par de viejos traidores! ¡Me voy a asegurar que mi hija jamás se acerque a ustedes! - Exclamó en un tono completamente cegado por la ira -.

En ese momento Izocoatl se dio media vuelta dispuesta a salir del templo, La desesperación de nos invadió a mis hermanos y a mi, No podíamos permitir que el sacrificio quedara impune, Se le había prometido a los dioses la sangre que salvaría al pueblo y no estábamos dispuestos a romper esa promesa. En un abrir y cerrar de ojos mi hermano Cuauhtzin ya se encontraba a espaldas del Tlatoani; En ese momento el salón se quedó en absoluto silencio, el cual fue interrumpido por el sonido de un leve goteo qué impactó contra el suelo.

- ¿Cuauhtzin...? - Pregunté en voz baja -.

En ese momento el Tlatoani se desplomó en el suelo provocando un leve estruendo, En ese momento mi hermano Cuauhtzin se giró dejando ver finalmente una escena que quedaría grabada en nuestra mente hasta la actualidad, Mi hermano sostenía entre sus temblorosas manos un puñal, el cual estaba completamente teñido de rojo.

- ¿¡QUE HICISTE?! - Gritó Huitzilin provocando que Cuauhtzin dejara caer el puñal al suelo -.

Mi mirada comenzó a ponerse levemente borrosa, retrocedí unos cuantos pasos sin poder procesar lo que había sucedido, Izocoatl emitía leves quejidos de dolor mientras trataba de ponerse nuevamente de pie.

- ¡No podemos dejar que se levante! ¡Tenemos que hacer algo! - Exclamó Huitzilin mientras se acercaba a mi sacudiendome de los hombros tratando de sacarme del shock -.

Yo solo lo miraba perplejo, El piso se había teñido completamente en un tono rojizo, las fuertes sacudidas por mis hombros hicieron que después de unos segundos mi mente volviera en si.

- Ustedes... T-trío de.. Insensatos.. - Exclamó Izocoatl a punto de ponerse de pie -.

En ese momento me acerqué corriendo hasta donde mi hermano estaba, Sujete la daga qué había caído al piso y nuevamente perforé la espalda del Tlatoani haciendo que este nuevamente se desplome en el piso.

- ¡No se queden ahí parados! ¿¡SABEN LO QUE NOS HARÁN SI EL DICE ALGO?! - Grité desesperadamente mientras volvía a apuñalar en repetidas ocasiones al Hombre en la espalda -.

En ese momento mis hermanos corrieron hacia mi y comenzaron a golpear al Tlatoani, La desesperación y el miedo a ser acusados nos había consumido por completo, Era como si fuéramos temibles bestias tratando de aniquilar una enorme presa.

Después de lo que parecía una eternidad los forcejeos del Tlatoani simplemente se detuvieron, Para ese momento nuestra respiración acelerada por la adrenalina era el único sonido Notable en el salón, La tétrica escena que dominaba el lugar era demasiado para nosotros.

- ¿Q-que hicimos...? - Dijo Cuauhtzin entre leves tartamudeos -.

Los tres nos observamos completamente aterrorizados, Nuestras ropas completamente bañadas en sangre, Nuestras manos y piernas teñidas de rojo nos sacó de aquel impulso de adrenalina regresandonos a la realidad, Rápidamente nos pusimos de pie y salimos corriendo del salón dejando el cuerpo inherente del Tlatoani tendido en el suelo rodeado de un enorme charco de su propia sangre.

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⏰ Última actualización: May 27 ⏰

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