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Kazuha y Scaramouche vivían juntos en un pequeño apartamento cerca del campus universitario. Su vida transcurría entre clases, trabajos a medio tiempo y largas noches de estudio, con momentos robados para el uno al otro en medio del caos académico. Kazuha, meticuloso y amante del orden, había dejado claro desde el principio que no le gustaban los gatos. Scaramouche, en cambio, adoraba a esos pequeños felinos, aunque respetaba la aversión de su pareja.Una tarde lluviosa, mientras regresaba a casa después de clases, Scaramouche se topó con una caja de cartón en la acera. Dentro, un pequeño gatito naranja miraba con ojos suplicantes. Sin pensarlo dos veces, recogió la caja y se dirigió a casa.
Al abrir la puerta, encontró a Kazuha en la cocina, preparando el té. Scaramouche colocó la caja en la mesa, y el gatito asomó su cabeza, maullando suavemente.
"Scaramouche, ¿qué es eso?" Preguntó Kazuha, girándose con una ceja arqueada.
"Es un gatito, se llama Kriss" Respondió Scaramouche con una sonrisa inocente, mostrándole orgullosamente. " Lo encontré en la calle. Estaba solo y empapado"
Kazuha frunció el ceño, dejando la tetera a un lado.
"Sabes que no me gustan los gatos. Son desordenados y hacen ruido."
"Pero este necesita un hogar, Kazuha." Dijo Scaramouche, acercándose a él. "Prometo que me encargaré de él."
Kazuha suspiró, mirando al gatito que ahora lo observaba con curiosidad.
"Está bien, puede quedarse por esta noche. Pero mañana le encontraremos otro hogar."
Scaramouche sonrió, aliviado, y abrazó a Kazuha brevemente antes de ir a buscar una toalla para secar al gatito. Esa noche, a pesar de su inicial resistencia, Kazuha no pudo evitar sentirse conmovido por el pequeño felino que se acurrucó en su regazo mientras leía.
Los días se convirtieron en semanas, y el gatito, Kriss, comenzó a formar parte de su vida. Kazuha, para su sorpresa, empezó a encariñarse con el travieso gatito que traía un toque de caos y alegría a su ordenada rutina.
Tres años pasaron rápidamente. Kriss se convirtió en el rey indiscutible del apartamento, y Kazuha se había acostumbrado tanto a su compañía que apenas podía recordar cómo era la vida sin él. Una tarde, Kazuha llegó a casa después de un largo día en el laboratorio, esperando una noche tranquila. Abrió la puerta y se quedó paralizado.
Scaramouche estaba en la sala, rodeado no solo por Kriss, sino por tres nuevos gatos: uno gris, uno blanco con manchas y otro completamente negro.
"Scaramouche..." Kazuha comenzó, su voz llena de incredulidad. "¿Qué es esto?"
Scaramouche levantó la vista, una sonrisa nerviosa en su rostro.
"Kazuha, te presento a Juanito, Luna y Manchas. Los encontré en el parque, igual que a Kriss. No pude dejarlos allí."
Kazuha respiró hondo, intentando contener su frustración.
"Hablamos de esto, Scaramouche. Un gato estaba bien, pero tres más..."
"Lo sé, lo sé" Interrumpió Scaramouche, acercándose a él. "Pero míralos, son adorables. Y Kriss ya se lleva bien con ellos."
Kazuha observó a los nuevos gatos que jugaban con Kriss, y finalmente, no pudo evitar sonreír.
"Está bien." Dijo con un suspiro. "Pero necesitamos establecer algunas reglas claras."
Scaramouche asintió rápidamente, abrazando a Kazuha con fuerza.
"Lo que tú digas. Gracias, Kazuha."
Con el tiempo, el apartamento se llenó de risas, ronroneos y travesuras. Aunque a veces la casa se sentía un poco caótica, Kazuha y Scaramouche encontraron alegría en la compañía de sus gatos. Su amor se fortaleció, y su hogar se convirtió en un refugio de paz y felicidad, gracias a la inesperada familia que habían construido juntos.
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𝙀𝙣𝙩𝙧𝙚 𝙜𝙖𝙧𝙧𝙞𝙩𝙖𝙨 𝙮 𝙗𝙚𝙨𝙤𝙨
FanfictionUna pareja de chicos de 18 años que viven en un apartamento algo cerca de su universidad, el de baja estatura llamado Scaramouche es muy fan de los gatos, pero al peliblanco de nombre Kazuha no le gustan, así que un día Scaramouche al ver a un peque...