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—¿Dormiste bien? —cuestionó entrando a la cocina.

El omega asintió, la verdad era que no descansaba así de bien en tanto tiempo y la marca por fin tenía una costra cubriéndola. Era cuestión de días para que se cayera y sólo quedara una rosada cicatriz.

—Gracias por lo de ayer— murmuró ruborizado pues anoche había estado tan embelesado en las sensaciones del momento que ni siquiera le pudo agradecer al alfa.

—No es nada, es mi obligación, gracias a ti por bajar a curarme también— lo miró dulcemente sin saber explicar exactamente porqué estaba tan complacido al ver al omega en un estado mucho mejor que ayer.

La noche anterior Sunghoon se notaba tan cansado y apagado, incluso su aroma se había vuelto levemente amargo, algo que era preocupante en un omega pues significaba que no la estaba pasando nada bien. Sin embargo el día de ayer con unos roces a su sensible cuello su aroma se había vuelto tan dulce como lo recordaba.

Claro que no era igual, había cambiado levemente debido a su marca y su estado, pero para Heeseung seguía siendo el deleite más divino que su nervio olfatorio jamás haya percibido.

Incluso se atrevía a decir que estaba mejorado, si es que era posible que fuera mejor.

Lucía espléndido irradiando luz y dulzura.

El ambiente se sentía cálido a pesar de ser invierno.

Sunghoon terminó su desayuno y empezó a limpiar un poco el lugar pero el alfa no se lo permitió; le dijo que él se encargaba sin dejarlo hacer algo.

—Gracias — volvió a agradecer apenado.

Heeseung negó y se dispuso a terminar de lavar todos los utensilios, una vez terminó decidió comenzar su objetivo.

—Recuerdas que quería que habláramos.

Sunghoon asintió apretando los labios aún  sentado. Bajó la cabeza algo ansioso por lo que sea que le fuera a decir el alfa.

La silla fue arrastrada para tomar asiento junto a él  — Primero que nada quiero saber cómo te sientes, ¿Cómo te sientes en esta situación? ¿Cómo te has sentido desde el día que tomaste consciencia?

Bueno.

Fue directo al grano.

La verdad era que, si Heeseung hubiera visto lo mal que estuvo todas esas veces que tomaba pastillas para no volver a ver la luz del día, se habría matado en ese momento.

No era algo que se pudiera expresar con palabras, eran recuerdos muy delicados que no quería que salieran a flote, al menos no por ahora.

Tenía miles de cosas que responder.

Pero se iba a quedar callado.

Heeseung lo miraba expectante pero al notar como su semblante se oscurecía se arrepintió por haber preguntado eso.

—Lo siento, lo siento, si no quieres hablarlo está bien, ya habrá un momento —le habló con calma sin reprocharle, no lo iba a obligar.

—Quería explicarte algo— continuó —escucha, mi padre tenía una condición rara en la que perdía el control en sus celos al punto que casi asesina a mi mamá, por eso tuvieron que extraerle su glándula alfa, inhibiendo cualquier tipo de secreción de hormonas que provocaran su celo por completo— respiró hondo al recordar ese suceso.

—Cuando era niño me realizaron estudios de todo tipo y no había ningún indicador de que yo hubiera heredado esa condición, además de que cuando cumplí dieciocho me presenté como un alfa mestizo, los trastornos de celos agresivos son exclusivos de alfas dominantes.

crucifícame [heehoon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora