Lucía se miró en el espejo, tratando de ocultar los rasguños que marcaban su piel. Se había acostumbrado a cubrir las marcas de sus ataques de ansiedad, pero esta vez era diferente. Los cortes eran más profundos, más visibles, y no podía evitar sentirse avergonzada.
Con manos temblorosas, se puso un suéter de manga larga y cuello de tortuga para cubrir las heridas. Era un día soleado, pero Lucía prefería sofocarse bajo las capas de ropa que revelar la verdad detrás de sus marcas.
Mientras caminaba hacia la escuela, Lucía se sentía nerviosa por encontrarse con sus amigas, Ximena y Margarita. No quería que vieran las heridas en su piel, no quería que se preocuparan por ella. Se había acostumbrado a ser la fuerte, la que siempre estaba ahí para los demás, y no quería que la vieran vulnerable.
Cuando llegó a la escuela, se encontró con Ximena y Margarita en el pasillo. Ellas la saludaron con entusiasmo, pero Lucía notó la mirada de preocupación en sus ojos cuando la vieron con el suéter puesto.
**Ximena:** "¿Estás bien, Lucía? Parece que tienes calor con ese suéter."
Lucía forzó una sonrisa, tratando de ocultar su incomodidad.
**Lucía:** "Sí, solo me sentía un poco fría esta mañana. ¿Vamos a clase?"
Ximena y Margarita intercambiaron miradas preocupadas, pero asintieron y siguieron a Lucía hacia el salón de clases. Durante toda la mañana, Lucía se sintió incómoda bajo el calor del suéter, pero prefería eso a que sus amigas descubrieran la verdad sobre sus heridas.
En el descanso, Lucía se escapó al baño para tomar un respiro. Se miró en el espejo y se sintió abrumada por la culpa y la vergüenza. ¿Cómo podía estar tan preocupada por ocultar sus propias heridas cuando Samuel estaba luchando con demonios mucho más grandes?
De repente, recordó el momento en que Samuel le dijo que ya no podían seguir juntos porque ella le hacía daño. El dolor de sus palabras había desencadenado un ataque de ansiedad que la dejó temblando y con las manos llenas de rasguños.
Cuando salió del baño, se encontró con Ximena y Margarita esperándola afuera.
**Margarita:** "Lucía, ¿qué está pasando? Sabemos que algo te está molestando. No tienes que ocultárnoslo."
Lucía sintió un nudo en la garganta, luchando por encontrar las palabras adecuadas para explicar lo que estaba sintiendo. Pero antes de que pudiera decir algo, una voz conocida la interrumpió.
**Samuel:** "Lo siento, chicas, necesito hablar a solas con Lucía por un momento."
Lucía se volvió para ver a Samuel parado frente a ellos, con una mirada preocupada en su rostro. Los ojos de Ximena y Margarita se abrieron de sorpresa al verlo, pero asintieron y se alejaron, dándoles espacio.
**Lucía:** "¿Qué estás haciendo aquí, Samuel? Deberías estar descansando."
**Samuel:** "No puedo dejar que te enfrentes a esto sola, Lucía. He estado pensando mucho en lo que dijiste anoche, sobre estar juntos en esto. Y quiero que sepas que estoy aquí para ti, pase lo que pase."
Las palabras de Samuel llenaron el corazón de Lucía de una mezcla de gratitud y temor. Sabía que no podía seguir ocultando sus heridas, que necesitaba ser honesta consigo misma y con los que la rodeaban. Y con Samuel a su lado, sabía que podría encontrar la fuerza para enfrentar lo que sea que viniera después.
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"Sombras y Destellos"
RomanceEn "Sombras y Destellos", seguimos la historia de Lucía, una joven de 18 años que, en una fiesta, conoce a Samuel, un hombre misterioso y carismático de 25 años. A través de miradas y sonrisas, comienzan una conexión inesperada que los lleva a larga...