Capítulo 21: La Decisión Difícil

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El día después de la conversación con Samuel, Lucía se sentía agotada pero determinada. Sabía que la decisión de internar a Samuel en un centro de rehabilitación era la mejor opción para él, aunque también sabía que no sería fácil. Ese día, después de clases, decidió hablar con sus padres sobre la situación.

En la cena, el ambiente estaba tranquilo, pero Lucía sentía un nudo en el estómago. Finalmente, respiró hondo y comenzó a hablar.

*Lucía* "Papá, mamá, necesito hablar con ustedes sobre algo importante" —dijo, su voz temblando ligeramente.

Sus padres la miraron con preocupación.

*Madre* "Claro, hija, ¿qué sucede?" —preguntó, dejando su tenedor a un lado.

Lucía les explicó todo lo que había pasado con Samuel, su lucha contra las adicciones, y la decisión de buscar ayuda profesional. Sus padres escucharon en silencio, asimilando la gravedad de la situación.

*Padre* "Lucía, entendemos que quieres ayudar a Samuel, pero esto es mucho para ti" —dijo su padre, con una expresión seria—. "Tienes que pensar también en tu bienestar."

*Lucía* "Lo sé, papá" —respondió Lucía—, "pero no puedo abandonarlo. Él necesita ayuda, y yo quiero estar allí para él."

Su madre asintió, con los ojos llenos de lágrimas.

*Madre* "Si crees que esto es lo mejor para él, te apoyaremos. Pero queremos que sepas que también estamos aquí para ti. No tienes que cargar con esto sola."

Lucía sintió un alivio inmenso al escuchar las palabras de sus padres. Sabía que el camino sería difícil, pero tener su apoyo hacía que todo pareciera más manejable.

Esa noche, después de la conversación con sus padres, Lucía se comunicó con Samuel para informarle sobre el próximo paso. Decidieron que al día siguiente irían juntos al centro de rehabilitación para hacer los arreglos necesarios.

El siguiente día llegó, y Lucía se encontró caminando hacia la casa de Samuel con una mezcla de nerviosismo y determinación. Al llegar, lo encontró esperándola en la puerta, con una expresión de resignación pero también de esperanza.

*Lucía* "¿Listo?" —preguntó suavemente.

Samuel asintió.

*Samuel* "Sí, vamos." —respondió con una pequeña sonrisa.

Llegaron al centro de rehabilitación, un lugar que emanaba tranquilidad y esperanza. Mientras completaban el papeleo y hablaban con los profesionales, Lucía se dio cuenta de lo importante que era este paso para la recuperación de Samuel.

Después de todo el proceso, Lucía y Samuel se despidieron con un largo abrazo.

*Lucía* "Voy a visitarte todos los días" —prometió, susurrándole al oído—. "Vamos a superar esto juntos."

Samuel asintió, con los ojos llenos de lágrimas.

*Samuel* "Gracias, Lucía. No sé qué haría sin ti."

Esa noche, Lucía volvió a casa sintiéndose emocionalmente agotada pero con una chispa de esperanza. Sabía que Samuel estaba en buenas manos y que, con el tiempo, podrían encontrar la paz y la felicidad que ambos merecían.

Los días pasaron, y Lucía mantenía su promesa de visitar a Samuel todos los días. Veía cómo poco a poco él iba mejorando, recuperando fuerzas y claridad mental. Pero también notaba la enorme carga emocional que esto le suponía.

Una tarde, después de una visita particularmente emotiva, Lucía se sentó en su habitación y decidió escribir en su diario, tratando de poner en palabras sus sentimientos.

*"Hoy he visto a Samuel más fuerte. Cada día veo más destellos de la persona que sé que puede ser. Pero también siento que estoy desmoronándome. Quiero ser fuerte por él, pero me pregunto cuánto tiempo podré mantenerme así. Necesito encontrar una manera de cuidar de mí misma también. No puedo perderme en este proceso."*

Lucía cerró su diario, sintiendo una mezcla de tristeza y determinación. Sabía que tenía que encontrar un equilibrio entre apoyar a Samuel y cuidar de su propio bienestar. Pero por ahora, se sentía satisfecha de que estaban en el camino correcto, un paso más cerca de la recuperación y la paz.

"Sombras y Destellos"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora