Capítulo 23: Un Respiro en la Tormenta

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Lucía despertó al día siguiente sintiendo una pesadez en el pecho que no lograba disipar. Las palabras de Samuel, su lucha constante, y la necesidad de encontrar un equilibrio seguían rondando su mente. Había días en los que sentía que todo estaba fuera de su control y que estaba a punto de desmoronarse.

Después de clases, Lucía decidió visitar a Samuel en el centro de rehabilitación. Quería llevarle un poco de alegría y recordarle que, a pesar de todo, ella estaba allí para apoyarlo. Pasó por su restaurante favorito y le compró su comida preferida: una hamburguesa con papas fritas y una malteada de chocolate.

Al llegar al centro de rehabilitación, fue recibida por la misma amable enfermera de la vez anterior, quien la guió a la sala de visitas. Samuel estaba sentado en la misma silla, mirando por la ventana, pero esta vez su expresión era diferente, más serena, como si la luz en sus ojos hubiera comenzado a regresar.

*Lucía* "Hola, Samuel," —dijo, intentando sonar animada, aunque la preocupación la carcomía por dentro—. "Te traje una sorpresa."

Samuel se volvió hacia ella y esbozó una sonrisa al ver la bolsa de comida.

*Samuel* "Hola, Lucía. ¿Qué me has traído?"

*Lucía* "Tu comida favorita. Pensé que esto te alegraría el día."

Los ojos de Samuel brillaron con gratitud mientras abría la bolsa y sacaba la hamburguesa. Se sentaron juntos en la pequeña mesa de la sala de visitas, compartiendo una comida que traía consigo un rayo de normalidad en medio del caos.

*Samuel* "Gracias, Lucía. Esto realmente significa mucho para mí."

*Lucía* "De nada, Samuel. Solo quiero que sepas que estoy aquí para ti, siempre."

Después de comer, Samuel le pidió a Lucía que lo acompañara a una pequeña sala de recreación en el centro. Había una guitarra apoyada en una esquina, y Samuel la tomó con cuidado, sus dedos recorriendo las cuerdas con familiaridad.

*Samuel* "¿Te gustaría que te cantara algo?"

*Lucía* "Claro, me encantaría."

Samuel comenzó a tocar una melodía suave, sus dedos moviéndose con destreza sobre las cuerdas. Luego, comenzó a cantar una canción que había compuesto para Lucía, una canción que hablaba de amor, esperanza y redención. La voz de Samuel era profunda y emotiva, llenando la habitación con una calidez reconfortante.

*"Lucía, eres mi luz en la oscuridad,
Tu amor es el refugio que encontré.
En tus ojos veo un nuevo amanecer,
Contigo, sé que puedo vencer."*

Lucía se dejó llevar por la música, sus ojos llenos de lágrimas de emoción. Las palabras de Samuel tocaban su corazón y le recordaban por qué seguía luchando a su lado, a pesar de todas las dificultades.

Después de terminar la canción, Samuel dejó la guitarra a un lado y se acercó a Lucía, tomando su mano entre las suyas.

*Samuel* "Lucía, no sé qué haría sin ti. Eres mi fuerza y mi esperanza. Gracias por no rendirte conmigo."

*Lucía* "Samuel, siempre estaré aquí para ti. Pero también necesito que luches por ti mismo. No puedo hacerlo todo sola."

Samuel asintió, sus ojos llenos de determinación.

*Samuel* "Lo sé, Lucía. Estoy trabajando en ello. Prometo que haré todo lo posible para mejorar."

Pasaron el resto de la tarde conversando y disfrutando de la compañía mutua. A pesar de las dificultades, había momentos como ese que les recordaban que, juntos, podían superar cualquier cosa.

Mientras Lucía se despedía de Samuel al final del día, sintió una renovada esperanza en su corazón. Sabía que el camino sería largo y lleno de desafíos, pero también sabía que, con amor y perseverancia, podrían encontrar la manera de salir adelante.

*Lucía* "Nos vemos mañana, Samuel. Te amo."

*Samuel* "Yo también te amo, Lucía. Gracias por todo."

Lucía salió del centro de rehabilitación con una sonrisa en el rostro. A pesar de todo, sentía que habían dado un paso importante hacia la recuperación. La batalla no había terminado, pero juntos, sabían que podían enfrentarse a cualquier adversidad.

"Sombras y Destellos"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora