Ten. Quien consuela

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—No se te va a ocurrir aparecer.

—No. Lo que menos quiero, es que me llamen por tu nombre.

Seokjin da un bufido, dando vistazos ocasionales a su hermano. Quien se arregla y revisa sin parar en el espejo. Hoy cumplen quince, como de costumbre, sus padres hicieron una gran fiesta que es más una reunión social que un cumpleaños. Para Seokjin no es molesto. Le encanta como todos tratan de caerle bien para tener su favor. Será el dueño de Royal Pharmaceutic en El futuro, es decir, uno de los empresarios más poderosos del país. El problema con Jin, es que es manipulable y un inútil. Lastimosamente sigue teniendo un porcentaje de Royal Pharmaceutic, por lo tanto, si el muy idiota se lo da a alguien, Seokjin tiene que darle dinero a alguien ajeno y hasta aceptar que quiera hacer cambios.

Debe permanecer como una empresa familiar y que su hermana sea, según él, una zorra estúpida, complica todo.

Su ausencia lo alegra. Que se quede en cualquier sitio menos con gente importante o peligrosa. Por otro lado, peligra una parte importante de su cumpleaños: no podrá continuar la tradición de hacerlo llorar. La primera vez fue a los cinco años, dónde Sujin tenía un par de moños de los que estaba muy feliz. Todos le decían lo bonita que estaba y ella estaba feliz, pidiendo que le dijeran "Jin" (desde esa edad molesta con el tema); Seokjin lo arreglo tirándole parte del pastel en la cabeza.

Su llanto no paro en toda la noche.

A los siete, le lanzo un gato que le arañó toda la cara y el pecho. Además de dañar su ropa.

A los nueve, con ayuda de unos amigos, le tiraron una bolsa llena de excremento. Paso toda la noche en baño tratando de quitárselo además de vomitar por el olor, sensación, todo.

A los once, se aseguró de esconder todas sus toallas, recién era su segundo periodo: se ensució tanto que se la pasó llorando una semana, con todos hablando del tema. Tanto entre socios, empleados y compañeros de clase.

En fin, es una tradición que tiene.

El año pasado rompió por la mitad la laptop que compró tras ahorrar sus mensualidades por casi siete meses. Es lo único que a Seokjin le dolió: era una muy buena computadora.

Ahora se pregunta que puede hacer. Antes de que se vaya a dónde sea que planee. Jin se levanta de su sitio y va al baño para acabar algunos detalles. Supone que, sin estar en la fiesta, Seokjin no lo va a molestar. Así que está tranquilo. Seokjin por su parte se da cuenta de que en la cama de Jin, está la ropa que se va a poner: binder, camisa a botones de satín violeta, pantalón negro y zapatos de vestir. Toma una tijera y corta el binder, la camisa; va a su gaveta y corta todos los demás binder para evitar que tenga con que reemplazarlo. Apenas le da tiempo de sacar otra cosa, manteniéndola en su mano.

— ¿¡PERO QUE...!? ¡¿QUÉ HICISTE??

Chilla Jin, histérico y tomando parte de la ropa en sus manos. Seokjin encoge de hombros y aguanta la risa de verla correr a buscar otro binder, chillando más y más en apuro y preocupación—. No te preocupes. Tienes esto para ponerte.

No evita reírse de como enrojece, ofendido y enojado. Lo que tiene es un brasier y un vestido que si bien le gusta, jamás se pondría porque sabe que no van a respetarlo o a llamarlo por su nombre. Seokjin se ríe más de ver qué el poco maquillaje que se puso, se le cae por el llanto.

— ¡No seas tan dramática Sujin! Con esto, va a ser más fácil que cojan en la esquina donde vayas a venderte hoy. —Seokjin está a punto de llorar de la risa.

— NO PUEDES HACER ESTO. POR QUÉ LO TIENES QUE ARRUINAR TODO ¡DEJA DE REÍRTE! ¡SOLO CÁLLATE! —exige Jin histérico.

— ¡Un poco más fuerte y vas a explotar vidrios Sujin!

Mastermind | NamJin || BOOK 3#Donde viven las historias. Descúbrelo ahora