Supuso que la maldita reminiscencia la tenía con el corazón rasgado, decayó por un maldito sonido, aquella fugaz imagen derrumbó meses de trabajo interno demostrándole que él seguía ejerciendo el poder con la misma fuerza que la última noche. ¿Cómo pudo pensar que sus males acabarían solo porque pudo salir de ahí? Entre ella y las personas restaba el silencio, no era un beneficio propio, no cuando había historias detrás de este.
Estaba sentada debajo de la mesa, abrazando con fuerza sus rodillas, tratando de contener la respiración para que sus niveles de ansiedad no se elevaran, la lluvia pegaba con fuerza en los cristales al punto de escucharse como palomitas.
—¿Cómo pudiste abandonarme Anato?—Mencionó en voz alta, como si el pudiese escucharla—¿Cómo pudiste permitir que el hiciera todo eso de mí? ¿Es mi castigo por amarlo después de que me dejaste? ¿Eso querías? Verme de este modo, bingo, ya estoy hecha una mi/erda...¿Eso querías?
Estaba dolida, por un duelo inconcluso y una vida que le secundo después de la muerte. Cerró los ojos tratando de localizarse en el pasado.
Había encontrado el pequeño pueblo en una excursión por parte de la escuela, se dirigían a conocer la región, preguntar por las lenguas hablantes y algunas tradiciones que regían en la comunidad, pero Mía lo supo en cuanto lo vio, había sido amor a primera vista, supo que por ese hombre sería capaz de dejar todo. La había hecho reír en menos de tres segundos, y la hizo sentir una mujer deseada con esa mirada, hablaba con tanto amor hacia su pueblo, los canales que le recorrían y los animales que habitaban, la imitación hacia los sonidos de algunos animales definitivamente fue la cereza del helado, ya no podía imaginarse una vida sin él.
A su regreso se topaba nuevamente con el eco del lavabo entreabierto y los sonidos de fuera que resonaban en las paredes como si estas no existieran, el silencio la abrumaba, odiaba estar sola. Desde que había fallecido su tía aprendió a jugársela por sí misma, a ir por el camino recto que habían establecido juntas para que algún día pudiera llegar hasta donde estaban sus padres, y antes de tomar aquella decisión se inclinó en dirección a aquella fotografía vieja donde yacía aquella sonrisa que extrañaba tanto, disculpándose con su tía por las acciones que realizaría, pues ya su vida no tenía sentido sino tenía a alguien para amar, así que empacó y regresó en búsqueda de aquel hombre, esperando que sus sentimientos fuesen igual de reales como los suyos. No le importo perder la confianza de sus padres, ser la decepción de ambos por postergar aquel camino que ellos le forjaron, pero el amor característico de aquel pueblo le conmovía, la hizo sentir en familia.
Se sorprendió cuando él le dijo que recibió la señal divina y le habló de como su dios mencionó un futuro brillante y piadoso para ambos. Así que gastó la mayor parte de los ahorros que le dejaron sus padres para establecerse en el campo con una vida austera, invirtiendo en una casa que terminaría odiando ante la ausencia de su esposo.
Su matrimonio sobrevivió dos años, después su esposo decidió renunciar a la vida terrenal porque su dios se lo pidió, abandonando a Mía. El pueblo alguna vez fue cálido porque su esposo habitaba con ella, pero ahora, ya no estaba más, no estaba él para defenderla de las malas lenguas, aquellas que se burlaban de que había dejado todo por amor. Creyó que no volvería a amar, que ese amor debía ser devoto hacia sus promesas, aunque su molestia con él era más grande, él podía vivir, tenía esa opción, pero decidió la muerte al abrirse las venas para seguir a un dios inexistente.
Y nuevamente la soledad la abrazaba, quitándole la esperanza de que su futuro debía ser en compañía, no tuvo más remedio que emprender la búsqueda de los pocos familiares que le quedaban para aliviar el dolor causado por la ausencia de los que ya no estaban.
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La propuesta
FanficCansada de su vida poco privilegiada, del sufrimiento de su amiga por sus relaciones románticas, de la violencia cotidiana en su entorno y por el constante cuestionamiento acerca de su nula interacción romántica, Sarada Haruno decide aceptar una pro...