☪┃ᴛʜᴇ sɪɴs ᴏғ ᴛʜᴇ ᴘᴇᴏᴘʟᴇ «𝗝𝗝𝗞»⁴

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Poco importaba lo que el muchacho había descubierto sobre ella

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Poco importaba lo que el muchacho había descubierto sobre ella. Como decía su padre: «Allí, todas eran un poco brujas».

Después de la partida de la buhonera, Jungkook se movía con apatía por el pueblo. Atendía pacientes en el dispensario, trabajaba todo lo posible con el ganado y trataba de distraerse leyendo libros que Jinsol le prestaba. Sin embargo, el tiempo parecía transcurrir con insoportable lentitud. Habían pasado casi dos semanas de la marcha de la buhonera, cuando el joven pastor y ahora aspirante a curandero se encontró con su cuñada en el corredor que llevaba a las cocinas. Desde que Jungkook descubrió que había sido Nuri quien preparó el maleficio para Jinsol, la vigilaba con disimulo de vez en cuando. Era evidente que su cuñada estaba enrabietada con él por la relación que mantenía con la esposa del posadero. Nuri se mostraba distante, arisca, huraña, lo que la hacía aún más temible. Ese día, sin embargo, estaba visiblemente nerviosa.

—¡Cuñado! —lo llamó con apremio.

Tenía un mensaje para él. Se había enterado de que la buhonera estaba gravemente enferma en la colina del vigía y precisaba de sus cuidados. «Supongo que no habrá querido molestarte. Claro, como no paras de fornicar con esta preñada», añadió de forma cáustica. Jungkook no vaciló ni un segundo, la fuerza combinada de la preocupación y el aburrimiento fue lo bastante poderosa para que, en menos de una hora, se encontrara camino del pueblo con su caja de medicinas atada a la montura del caballo. A pesar de que la colina del vigía tendría más del doble de habitantes que roncal, su posada exhibía un aire de abandono y desorden que abarcaba tanto el exterior como el interior de la misma. 

Nadie respondió a su llamada a la puerta y, cuando la abrió, Jungkook descubrió platos desparramados y vasos sucios en el salón. Las alfombras estaban torcidas y los muebles cubiertos de polvo. Sus gritos no atrajeron a ningún posadero ni personal de servicio. La cocina resultó estar tan vacía y revuelta como el resto de la casa. El muchacho subió las escaleras con ansiedad. Todas las habitaciones estaban cerradas o completamente vacías, pero entonces escuchó un ruido débil proveniente del final del pasillo. Jungkook abrió la puerta y vio a Bea. Estaba sentada en una silla cómoda, con los pies apoyados sobre otra.

Había estado bebiendo. El vaso y la botella estaban en el escritorio, vacíos, y todo el cuarto olía a whisky. La buhonera se sobresaltó al verlo, pero se puso de pie con esfuerzo y le sonrió. Tenía la mirada algo perdida, pensó el joven curandero, pero no parecía estar enferma en absoluto, sino resacosa.

—¿Qué sucede? —preguntó— ¿Estás enferma?

La pelirroja le miró con ojos de asombro.

—¿Enferma yo? ¡Qué va! Todos se marcharon, pero hay comida en la despensa, y mucho whisky. ¿Quieres un trago?

La menuda mujer volvió hacia la botella, pero él la retuvo por la manga.

—¿No me mandaste llamar?

«𝗕𝗧𝗦» 𝐃𝐈𝐑𝐓𝐘 & 𝐇𝐎𝐓 𝐒𝐇𝐎𝐓'𝐒 (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora