Capítulo 23

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La policía se llevó a César, mientras el señor Miranda trataba de arreglar la confusión finalmente su hijo terminó en la comisaría así que tuvo que usar sus influencias para aligerar las consecuencias de la denuncia interpuesta por Lucas.

— ¿Cómo pudiste denunciar a tu propio hermano? ¿Qué tienes en la cabeza? Él te dijo que fue un accidente. —Las palabras del padre fueron ignoradas, antes de continuar recibió una llamada importante que lo hizo salir de la casa.—

—  Salgamos de aquí.

— ¿A dónde?

— Dijiste que me seguirías incluso al infierno, no preguntes y sígueme. —Con voz demandante llevó a su prometido afuera de la casa, dirigiéndose hacía el carro en donde se instaló en el asiento del conductor.—

Los prometidos llegaron a un hotel, Lucas se mantenía en silencio mientras la reservación de una habitación era comprada. Ambos subieron al ascensor, durante todo el trayecto Ivette no soltaba la mano de la pareja, ella no preguntó nada hasta que llegaron a la habitación.


— Siempre dices que debo tener cuidado, pero mírate ¿Por qué nunca tomas tus propios consejos? —La mujer lo llevó hacía el sillón.— Mueve la mano, para verificar que no tengas un hueso roto o-

— Estoy bien.

— Ah sido un día agitado, deberías tomar un baño con agua caliente y dormir. —En el momento en que Ivette se puso de pie, recibió un fuerte agarre por parte de su prometido.—

— ¿Me dejarás?

— Iré a comprar ropa y unas pijamas para dormir, volveré rápidamente.

—No demores... por favor. —Luego de verla salir de la habitación se dirigió con pasos lentos al baño. Lucas admiró su aspecto delante del espejo, al quitarse cada prenda pudo ingresar a la ducha, el agua fría no causó mayor tensión dentro suyo y simplemente se quedó allí durante diez minutos para finalmente colocarse la toalla sobre la cadera.—

— ¿Ya terminaste? Ten la pijama para que te cambies. —Susurró al tocar la puerta de la ducha, en segundos la puerta fue abierta.— Cambiate rápido, debo curarte la mano y tenemos que cenar.

— No tengo apet-

— Ya hablamos sobre esto, aunque estés triste o molesto tienes que cuidar tu salud. —Sin decir más cerró la puerta, después de cinco minutos Lucas salió de la ducha con la pijama puesta y ella decidió curarle la herida de la mano, junto con una pomada y una venda.— Comamos. —Ivette degustaba la comida china, era alguien quién siempre cuidaba lo que consumía pero por el día de hoy necesitaba algo grasoso para subsistir y luego se dirigió al baño para cambiarse de vestimenta.—

— ¿Dormiremos juntos?

— No, dormiré en el piso.

— Olvídalo, mi mente está en otro lugar. —Susurró Lucas al recostarse sobre la cama y su prometida lo siguió, ahora ambos se quedaron con la vista sobre el techo y al girar sus cuerpos terminaron cara a cara.—

— ¿Quieres que te haga piojitos para que te duermas? —Preguntó la mujer al ver como Lucas acordaba la distancia y la abrazaba.— Te ayudará a dormir.

— Con esto es suficiente. —Al bajar la mirada pudo dejar un beso sobre la frente de Ivette.— Buenas noches. —Cerró los ojos para poder conciliar el sueño.—

— Buenas noches. —Ivette se mantuvo despierta, sintiendo como el cuerpo de su prometido temblaba y a los pocos segundos se escuchó el llanto de este. Sin decir nada cambió la posición, ahora era ella quién lo cubría y se mantenía firme para poder consolarlo, se quedó despierta hasta que Lucas dejó de llorar porque se había quedado dormido.—


                                     ∞∞∞


En el momento en que Lucas despertó sintió el dulce aroma del desayuno, la música fuerte lo guío hacía el balcón en donde Ivette admiraba el horizonte con una taza de té en la mano izquierda.

— Buenos días. —Apareció por detrás de la mujer, la tomó de la cintura y reposó la cabeza sobre el hombro de esta.—

— ¿La música te despertó?

— ¿Cómo crees? Para nada.

— Ya que estás despierto desayunemos juntos, tenemos algo que hacer. —Tal como Ivette indició, los dos se dirigieron hacía el comedor para poder desayunar. Ambos se cambiaron de ropa, bajando hacía el gimnasio en donde los esperaba un saco de boxeo.— Debes deshacer toda esa ira retenida, golpealo hasta cansarte.

— ¿Vas a que quedarte a verme?

— Claro, soy tu prometida... Y pronto seré tu esposa, debo estar presente en tus mejores momentos y en los peores.

— ¿Alguna vez te eh dicho que eres más romántica de lo que crees? —Sonrió por unos segundos al verla rodar los ojos, un hábito que adoraba. Minutos después se colocó los guantes de box, al mantenerse frente al saco comenzó con golpes calmados que poco a poco fueron aumentando de fricción; los recuerdos vinieron a él como si fuese una película reproduciéndose, la imagen de su primera madre en el piso y la mirada de César lo atormentaron, hasta que finalmente dió el último golpe y bajó los brazos.—

— ¿Te sientes mejor? —Al ponerse de pie de la banca en donde lo había estado vigilando, se colocó al costado de Lucas.—

— No pude golpearlo... Quería hacerlo, realmente quería golpearlo hasta sentirme bien, pero era mi hermano. Dime ¿Cómo puedes lastimar a alguien que quieres?

— Es porque no eres capaz de lastimar a las personas,  no eres como César.

— Ahora ¿Qué pasará? En el momento de llamar a la policía estaba tan seguro, pero ahora que se lo llevaron me preocupa... Dios que mierda digo, él la dejó morir, prácticamente la mató y ¿Estoy preocupado? Qué diablos estoy pensando.

— Es tu hermano, nunca es fácil deshacerse de tu propia familia. —Susurró la prometida al bajar la mirada.—

— Aunque sea mi hermano lo que hizo no puedo dejarlo pasar, no es algo pequeño o insignificante, es algo serio y sí no hago algo al respecto ahora entonces dejaría en libertad a alguien peligroso. —Lucas se quitó los guantes de box, para tomar un respiro profundo.—

— Entonces ¿No vas a deshacer la denuncia?

— No.

— ¿Estas completamente seguro?

— Sí... A veces debemos tomar una decisión difícil, pero necesaria. —Ante la respuesta que dio, recibió una sonrisa.— Desearía que no me acompañes, no es porque quiera alejarte de mis problemas, pero habrá una discusión y diré cosas fuertes, no me gustaría que estuvieras en medio de todo esto.

— ¿Olvidaste que-

— Por favor Ivette, déjame hacer esto solo.

— Bien, pero debes llamarme y ni se te ocurra desaparecer, logré encontrar a César así que no será difícil encontrarte.

— No voy a huir, tal como dijiste debo enfrentar mis problemas y eso haré, te llamaré después ¿Ok? —Vio como su prometida dio dos pasos hacía él, robándole un beso más intenso y después de salir del hotel fueron por distintos caminos.—
















                                    💛💛

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                                    💛💛

Buenas noches.

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