La Señorita Marta

1.1K 68 1
                                    



Fina Jamás pensó que su sueño imposible se volvería realidad. Mientras miraba completamente fascinada la espalda desnuda de Marta durmiendo a su lado no pudo evitar rememorar los años cuando apenas era una adolescente explorando el mundo. Dirigió su mirada al techo para sumergirse en sus recuerdos...

- - -

Una mañana como cualquier otra llegaba de la escuela a la enorme casa de los De La Reina, entró a la cocina para encontrarse a su padre sentado en la mesa.

- Qué tal ha ido la escuela hija? - Preguntó Isidro feliz de ver a su niña que ya va dejando de ser una niña

- Bien padre, como siempre - Contestó Fina tomando el lugar a su lado

- Que bueno hija, yo me tengo que ir - Afirma Isidro levantándose de su asiento y tomando su chaqueta - Debo recoger a la señorita Marta en Madrid - Al escuchar ese nombre Fina abrió los ojos por la impresión

- La señorita Marta? Regresa hoy? - Trato de que no le temblara la voz mientras preguntaba, hacía ya algún tiempo don Damián la había enviado al internado en Madrid y desde entonces no la veía, estaba más pequeña, pero desde siempre la había admirado a la distancia, le parecía una chica guapísima, sus ojos azules siempre llamaban su atención.

- Así es, quieres venir conmigo, será bueno para ella tener un recibimiento, su padre está de viaje con el joven Jesús así que llegará a casa sin una gran bienvenida - Fina se lo pensó y asintió dudando un poco si era lo correcto.

- Claro padre, iré con usted, solo deje que me cambie y salimos. - La joven se levantó y corrió a su habitación para cambiarse el uniforme, se le aceleró el corazón de solo pensar que iba a ver esos rizos rubios de nuevo.

Camino a Madrid Fina no podía evitar divagar, ahora que era una adolescente y trataba de entender un poco más sus sentimientos pensaba que no era tan descabellada la idea de que una mujer se fijase románticamente en otra mujer, no era lo correcto según los prejuicios de la sociedad y de la iglesia, pero en su mente era más lógico poder elegir a quien amar, ésta reflexión venía desde hace un tiempo, como cuando empezó a mirar de lejos los labios de la señorita Marta, la curiosidad que le causaban y las ganas aún inocentes de tocarlos para ver cómo se sentía. También en el preciso instante en que la vio subir al coche de su padre con sus maletas para irse al internado y la tristeza que sintió al dejar de verla por la casa.

El coche se detuvo sin que ella se diese cuenta, su padre se bajó y Fina tuvo que obligarse a salir de sus pensamientos cuando sintió que alguien tomo lugar a su lado en la parte trasera del coche, giró su rostro para encontrarse con una preciosa sonrisa y unos ojos azules.

- Buenas tardes Fina, que alegría me da volver a verte - No pudo evitar sonreír de vuelta

- Buenas tardes señorita Marta, también me alegro de verla - Marta apartó la mirada para acomodar su falda y Fina no podía dejar de observarla, era una joven realmente preciosa, sus ojos se detuvieron en sus labios, inconscientemente Marta mordió su labio inferior y ella no pudo evitar sentir un poco de envidia, deseaba hacer eso. Reaccionó al ver que su padre subía al coche luego de poner las maletas en el baúl.

- Bien, a casa, Digna le ha preparado una montaña de bollos suizos porque sabe que le encantan señorita - Marta sonrió

- Que mejor bienvenida que esa, ya quiero llegar. - El viaje de regreso fue en su mayoría silencioso, un par de preguntas de Marta sobre la escuela y un par sobre el internado, risas compartidas con Isidro y Fina observándola por el rabillo del ojo.

- - -

- En que piensas? - Fina salió de sus recuerdos y miró a su lado, Marta; quién ahora estaba despierta, se había girado hacía ella y ahora la miraba con un brillo en sus ojos, no pudo evitar sonreír y girarse para quedar frente a frente, sus rizos estaban desordenados salvajemente por la almohada, señal de que sus manos habían estado enredadas ahí un par de horas atrás, sus labios estaban hinchados por los besos incesantes y la piel de su cuello se veía ligeramente rosa, por el roce de sus dientes, cosa que le parecía una fantasía total.

- En ti - Marta emitió una leve risa por lo bajo

- Y que pensabas de mí? Parecía que estabas en otro mundo

- En otra época tal vez, recordaba cuando fui con mi padre a recogerte del internado en Madrid - La rubia recordó con un suspiro, en aquel entonces se sintió feliz de que Fina e Isidro hubiesen ido a recogerla, se sintió bienvenida y querida.

- Si... Yo también lo recuerdo - Hablaban en susurros, no se necesitaba más si estaban a 3 centímetros de distancia, Marta deslizó su mano derecha por debajo de las sábanas sobre la cintura desnuda de Fina, mientras ésta acariciaba su rostro con la mano izquierda

- Ese día estabas tan preciosa Marta, hacía tanto que no te veía que no era capaz de quitarte lo ojos de encima, mientras acomodabas tu falda te mordiste el labio y sentía que quería hacerlo yo - Marta la escucho embelesada mientras lamía su labio inferior

- Ahora puedes hacerlo - Le sonrió coqueta y Fina se acercó sin dudar, primero dejó un beso suave, Marta se pegó más contra su cuerpo sin dejar espacio entre sus pieles, el beso tomó profundidad, sus lenguas se deslizaron provocativamente causando que Marta emitiera un gemido ahogado, Fina tomo su labio entre los dientes y tiró de el, otro gemido se escapó de la boca de Marta. Los jadeos se hicieron presentes mientras los besos se volvían más mojados, en un momento la rubia deslizó su mano desde la cintura hasta la entrepierna de Fina arrancándole un gemido a ésta...

- Ahh Marta - Susurro con la respiración entrecortada. Fina deslizó sus dedos por el pecho de Marta encontrándose un par de pezones hinchados, ambas juntaron sus frentes antes de envolverse en otro beso caliente mientras los dedos de la rubia se adentraban en la intimidad de Fina, moviéndose deliciosamente y llevándolas a perder la razón por el resto de la noche.

El sueño de Fina, la señorita Marta que ahora era toda una mujer, su mujer, solo suya.

Anhelos de Mujer (One Shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora