Detective Swift recargado PARTE 2

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Austin estaba parado, extrañamente en el pasillo que unía todas las habitaciones de la segunda planta de la casa de su hermana, por primera vez, vio que sus sobrinos se fueron a la cama sin protestar, eso le iba a dar la oportunidad perfecta para conversar con ella, debía pensar si decirle a Taylor lo que vio, o posiblemente, esperar un poco para tener el contexto completo, ansiaba hablar con ella y saber si todo estaba bien en su vida, puede que nunca se llegue a sentir totalmente tranquilo.

—¿Sucede algo? — Taylor estaba saliendo de la pieza de su hija, se quedó mirando a su hermano que la esperaba.

—Hace mucho que no platicamos Tay, ¿No quieres beber algo? — él sabía que ella tiene todo tipo de bebidas en casa, resguardadas para la seguridad de sus sobrinos.

—No... La verdad es que no tengo ganas de beber alcohol— tuvo que mentir, obviamente no bebería estando embarazada, pero eso él no lo sabía.

—¿Qué? — la miró extrañado. —¿Desde cuando Taylor Swift rechaza el alcohol?, normalmente te bebes todo lo que se te cruce—

—¡Cállate! — dijo riendo. —No soy una alcohólica, si me gusta, pero no, no tengo ganas ahora—

—¿Ni un poco? — la provocaba.

—No, Austin— dijo firme. —No pienso tomar, ¿Tú si quieres?, puedes beber algo si lo deseas, no tengo problema—

—No— negó con la cabeza. —Solo quiero conversar contigo—

—Esto suena serio, ¿Qué pasa?, no me digas, no me digas— se llevó las manos a la cara. —¿Te mandó mi madre?, ella ya sabía lo que me estaba pasando, como para volver a generar locuras en su mente y teorías locas— se molestó. —Es bastante incómodo que quieran tratarme como una niña Kingsley— cruzó los brazos.

—No tengo idea de lo que estás hablando— estaba confundido.

—¿No? — se quedó pensando unos minutos, podría ser que solo quiere hablar con ella como dos personas normales, dos hermanos, pero ya se sentía demasiado cansada para eso.

—No Tay, ¿No podemos hablar? — volvió a preguntarle.

Suspiró. —Austin, me encanta tenerte aquí, y quisiera platicar toda la noche, pero la verdad, hoy me siento muy cansada, no sabes como me fue en el día, podemos hacerlo mañana, ¿Quieres? —

Él volvió a quedarse pensando, ¿Qué pasaba?, aunque recordó, que estaba sola con sus dos hijos en casa, así que, debió ser un día agotador, dejaría descansar a su hermana, pero temprano, la buscaría, porque ya le comen las ansias para descubrir que es lo que está pasando en su vida. —Ok, mañana entonces—

—Gracias— sonrió. —Te veo mañana, ¿Está bien? —

—Sí, mañana mismo, descansa—

—Igual—


Taylor entró a su cuarto, totalmente agotada, suponía que el cansancio se doblaba por el embarazo, recordó todas las veces que se mantuvo en reposo con el embarazo de los mellizos y que fue una tortura no hacer nada y pasarla en cama, ahora, añoraba un poco descansar más, estaba cruzando el segundo mes de gestación, el cansancio predominaba, aumentaban las náuseas y los vómitos, por suerte este día no le fue mal con eso, hubiera sido penoso tener que meterse al baño con sus hijos a vomitar para no perderlos de vista y que se metieran en líos, hizo el mismo ritual de siempre, entró al baño para lavarse la cara, colocarse sus productos faciales nocturnos, se puso el pijama y luego, se tiró en la cama, bastante cansada.


A la mañana siguiente, la rubia se despertó con el peor síntoma de nauseas que había tenido, no estaba segura de si eso era normal, pero se sentía muy mal, apenas abrió los ojos sentía que la cabeza le daba miles de vueltas, dio un par de respiros largos, tratando de no sentir ese malestar en su estómago, sin embargo eso no iba a evitarlo por más que quisiera, se sentó en la orilla de la cama de manera lenta, con la intención de estabilizar un poco las señales de que vomitaría, su corazón estaba latiendo más rápido, debía recordar que eso era normal, su cuerpo estaba transportando sangre adicional para la creación de un bebé, llevó la mano a su pecho, tratando de calmarse, algo que iba a ser inevitable, la realidad, es que debía ir a devolver el estómago, por más que intentaba omitir aquellos síntomas, no sería viable, se levantó directo al baño, experimentando nuevamente, como las últimas semanas la desagradable sensación de tener ese líquido corporal tratando de escapar por su boca, se acercó a la taza del baño, devolviendo todo, si había algo que odiaba demasiado, era vomitar, le parecía asqueroso, pero no tenía opción, era algo normal en los embarazos, a menos, que vomitase extremo, entonces se vuelve un padecimiento que debe ser monitoreado.

Eres mi juego finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora