24 de mayo de 2024
Ahí estábamos, en la esquina dónde alguna vez esperamos el camión juntos para volver al cuarto donde estábamos empezando nuestra vida de adultos independientes.
Yo estaba rota en espíritu, alma, corazón, no tenía dinero, trabajo, había perdido amigos, estabilidad, autoestima y demás.
Pero estaba perdiendo algo más grande, lo estaba perdiendo a él, estaba perdiendo a quien yo creía que era el amor de mi vida, pero eso me lo había buscado yo misma.
Perdí su amor, su amistad, su confianza, y lo dejé más que lastimado, sin embargo, todavía me ayudó a traer mis maletas hasta acá, y me ayudó a conseguir un taxi.
— Lamento que esto terminará así — me dijo mientras ponía su mano en mi mejilla como si de una niña pequeña se tratara— pero quiero que veas esto como un nuevo inicio en tu vida.
¡Dios!, no lo merezco, es más, no me importa si nos merecemos o no, jodidamente, quiero que me tomé entre sus manos y me de un beso maldita sea, y me diga que esto no es posible y que volvamos a la casa, que hagamos el amor infinidad de veces y nos tengamos el uno al otro.
Sin embargo, mi corazón, mi mente y demás tenía que aceptar que eso ya no era posible, ambos ya nos habíamos lastimado lo suficiente que ya no era sano seguir compartiendo vidas en el mismo cuarto. Uno de los dos tenía que irse de ahí, y por situación mental, esa tenía que ser yo.
¿Por qué yo?, fácil, no estaba preparada para esas cosas, no he sanando mi pasado, no he sanado la relación con mi mamá, con mi papá y también mi antigua relación amorosa con Germán.
Tenía que sanar para que yo quisiera hacer cosas y tener cosas. Tenía que volver a tener amor propio, y si eso significa dejar ir por "un momento" a Alessandro, era un sacrificio que estaba dispuesta a aceptar.
08 de septiembre de 2023
Ya habían pasado dos semanas del inicio de semestre y mi cabeza y cuerpo pedían un break de todo y todos.
Son las 8:46 de la mañana, en un viernes, hacia frío, yo llevaba una falda tableada, unos converse y una sudadera, mi gafete del trabajo puesto y mi mochila que compartía mi comida para el trabajo y mis cosas de la escuela.
Misma rutina de todos los días, yo estaba agotada, trabajo escuela, trabajo escuela, y fines de semana dormir, pero, ¿en mi casa se puede dormir?, no cariño, en mi casa es un delito dormir, y más en domingo que es cuando mi papá y su novia quieren el desayuno a las 10:00 a.m. para poder salir a dar su paseo como todos los fines de semana, y solos, como si de dos adolescentes se tratara.
Ya estaba cerca de la estación de mi trabajo, estaba por llegar a esas escaleras que marcaban el inicio de mi día a día, y ese checador que avisaba si yo había llegado a tiempo o no.
Cheque y guardé todo en mi locker como todos los días, ahí estaba Estefania, mi amiga de la universidad, con quien compartía algunas clases, y quien se había vuelto un gran apoyo para mí, sin embargo, no había punto de comparación para mi mejor amiga Carmen, Carmen era mi todo.
— Al rato un patio — dijo sonriente — ya hace falta.
—Amiga, hace ocho días fuimos a beber, podríamos tomar un descanso.— dije mientras le daba la espalda para sacar mi comida — no podemos faltar a sistema financiero y menos a plan de negocios.
— Si podemos, sistema financiero solo hemos tenido una falta y el profe de plan de negocios no da clases los viernes.
—Vemos, además no estoy vestida para ir a patio, traigo falda.
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ALMAS ROTAS || XIMENARDZL
Short StoryCat es una chica de 21 años, apunto de comenzar su séptimo semestre de carrera en la universidad. Ella solamente tenía un objetivo, disfrutar su vida, sin complicaciones, superarse en su trabajo y en la escuela, no quería saber nada del amor, ya que...