La sala era pequeña, con los muebles básicos y necesarios, y a la vez compartía espacio con la pequeña cocina.
El lugar no era el mejor del mundo, y las paredes en algunas partes tenían manchas de humedad. Ya era tarde para avergonzarse, además había sido él quien se metió sin que lo invitaran.
Tatiana levantó la barbilla.
Algunos de los muebles también estaban un poco viejos y desgastados, no en tan buen estado. Pero era lo único que había podido permitirse con su salario. Los había comprado en una tienda de muebles vintage, pero con el pasar del tiempo y la humedad ahora parecían mobiliario de una casa abandonada.
Tomó unas cuantas respiraciones cuando su corazón se aceleró al verle.Si él no está loco... ¿entonces qué?
Se cruzó de brazos para sentir un poco de consuelo. Una cosa era enfrentarlo en la oscuridad de de su cuarto y otra enfrentar una situación cotidiana con él como si fuéramos amigos de toda la vida.
Por un lado todo aquello era ridículo, y por otro, la curiosidad por saber más de él la tenía inquieta.¿Por qué ahora me siento así...? Antes de que Danco apareciera, todo estaba bien conmigo.
La carrera que había elegido tenía unos planes flexibles que le permitían estudiar desde casa mediantes libros y clases grabadas, sin tener que concurrir a las clases constantemente. Por lo tanto iba a tener más tiempo para trabajar, incluso horas extras, ya que a pesar de su buena voluntad de estudiar, lo más importante para ella era su empleo, siendo su única forma de sustento.
En el centro de la sala estaba ubicada la mesa de comedor pequeña con cuatro sillas, y Danco señaló una de ellas para luego apartarla con una mano indicando que ella se sentase.
La apariencia de él era todo lo opuesto al modesto departamento. Era evidente el contraste entre la elegancia de él y la precariedad del lugar.
Pero a Danco no parecía molestarle ese hecho en absoluto. La intensidad y fijación de sus ojos en Tatiana, no disminuyó ni un poco. Incluso parecían que ahora cargaban algo más; ¿preocupación, tal vez? No lo sabía. Pero mientras que no fuese lástima estaba bien para ella.-¿Por qué piensas tanto, pequeña? Conmigo no tienes nada que temer. Puedes confiar en mí. Dime lo que te inquieta.
Habla serio.
¿Pequeña?
Ver aquellos oscuros ojos, le dieron la sensación de querer ceder, y sumergirse en lo desconocido sin importar ningún riesgo.
Se recargó en el marco de la puerta de su cuarto mientras pensaba en una respuesta inteligente.
Me debatí entre ser sincera con él, o no.
Danco tenía una postura relajada sosteniendo la vieja silla de su sala.
Su camisa estaba remangada hasta la altura de sus codos, y podía apreciar claramente el tamaño de sus antebrazos.
Era enorme. Todo él.
Si hubiese querido la habría tumbado de un golpe, pensó.-Pensaba que tu no encajas en este lugar. Eres muy elegante.
-Ven a sentarte.
Cambio de tema como si no la hubiese escuchado.
Reprimió las ganas de debatir.
No tenía sentido. Ese hombre era guapo, pero insufrible. Después de tener algo en el estómago iba a tener más fuerzas para plantarle cara.Recorrió los metros restantes hasta donde él está, y cuando llegó a su lado de nuevo, aquel calor proveniente de su cuerpo se envuelve a su alrededor como si quisiera formar parte de ella, tal como un escudo.
Eso es... un escudo
Dejó que la sensación reconfortante recorriera su ser, su piel...aceptándola, permitiendo que por unos instantes dejara de pensar en quien era y por qué estaba allí con él.
Danco desprendía un aroma exquisito, masculino, fuerte, que mezclado con el calor, lo volvían un afrodisíaco demasiado potente.
Su boca estaba apretada en un línea y era perfecta.
Deseo poder saber qué se sentiría probar sus labios, dejar que sus lenguas bailen una en la boca del otro hasta quedarse sin aire, descansar sobre su pecho, mientras él toma el control, y los guía a ambos.
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Acorralada por el Lobo#1
ParanormalTatiana no esperaba que un extraño misterioso se le cruzara en su camino a casa y terminen ambos teniendo un encuentro demasiado caliente e inusual. Ella cree que está manifestando el síndrome de Estocolmo, ya que no puede explicar lo que le está s...