Visitas

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Chiara suspiró, sintiendo el aburrimiento afianzarse mientras observaba las sombras elongarse lentamente por la habitación. Decidió aprovechar la vista increíble desde la ventana, donde se desplegaba el amanecer sobre Barcelona. La ciudad se extendía ante ella, iluminada por tonos de naranja y rosa mientras el sol empezaba a asomarse en el horizonte.

Sin embargo, antes de que pudiera perderse en la belleza del amanecer, un suave golpeteo en la puerta interrumpió sus pensamientos. Violeta entró en la habitación con una sonrisa en los labios.

—Chiara, tienes visitas. ¿Estás lista para recibirlas? —preguntó Violeta, su voz llena de alegría.

Chiara asintió, sorprendida y emocionada por la visita inesperada.

—¡Claro! Adelante —respondió Chiara, con una sonrisa radiante.

Violeta se apartó de la puerta y en su lugar entraron Martin, el mejor amigo de Chiara, y Juanjo, el novio de Martin. Ambos llevaban un hermoso ramo de flores y una caja de chocolates.

Martin abrazó a Chiara con fuerza, transmitiendo todo su cariño y apoyo en ese gesto.

—Chiara, cariño, ¡cuánto te hemos extrañado! —exclamó Martin con voz emocionada.

Chiara devolvió el abrazo con ternura, agradecida por la presencia reconfortante de sus amigos.

—Yo también los extrañé mucho, chicos. Gracias por venir a verme —respondió Chiara, con los ojos brillando de emoción.

Juanjo asintió con una sonrisa cálida, y luego Martin, con una expresión de curiosidad en su rostro, preguntó:

—Por cierto, ¿has notado lo hermosa que es la enfermera ruiva que nos atendió en la puerta? ¿No crees que es impresionante?

Chiara se sorprendió por la pregunta de Martin, pero asintió tímidamente.

—Sí, es cierto, Violeta es muy bonita. —respondió Chiara, sintiéndose un poco avergonzada por la súbita atención en la apariencia de la enfermera.

Martin asintió con una sonrisa pícara.

—Bueno, bueno, me alegra que estemos de acuerdo. —dijo Martin, intercambiando una mirada cómplice con Juanjo.

Después de la mencionada observación sobre la enfermera, Chiara cambió el tema de conversación y preguntó con interés:

—Y ustedes dos, ¿cómo están? ¿Cómo va la vida?

Martin y Juanjo intercambiaron una mirada, compartiendo una sonrisa cómplice.

—Estamos bien, Chiara. La vida sigue su curso, ¿sabes? —respondió Martin, con una ligera inclinación de cabeza hacia Juanjo.

—Sí, todo está tranquilo por ahora. Pero hoy el día es sobre ti, Chiara. Queríamos verte y asegurarnos de que estás bien —añadió Juanjo, con una expresión amable en su rostro.

Chiara asintió con gratitud, sintiéndose reconfortada por la preocupación de sus amigos.

Antes de que la visita pudiera continuar, Violeta interrumpió con gentileza:

—Lo siento chicos, pero Chiara necesita descansar y tomar sus medicamentos. Será mejor que nos vayamos para que ella pueda recuperarse.

Martin y Juanjo asintieron, entendiendo la situación. Se despidieron de Chiara con abrazos y palabras de ánimo, prometiendo volver pronto.

Antes de que Martin se marchara, Chiara lo detuvo, pidiéndole que se acercara a su cama. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, Chiara le susurró al oído:

Un amor terminal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora