37. Abril

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La situación con Andrew estaba cada vez más tensa

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La situación con Andrew estaba cada vez más tensa. Sabía que necesitaba espacio, así que pensaba dárselo aunque me dolía esa distancia repentina que había entre los dos.

Después del concierto, me fui al hotel junto con Marc. Al entrar en la habitación, me arrinconó contra la puerta,, estaba deseando meterse en la cama conmigo pero yo... tenía la mente puesta en otra persona.

Seguía pensando en Andrew, en lo cabreado que estaba después del concierto, en la pequeña discusión que había tenido con Lío. En cómo se le había hinchado la vena del cuello... ese cuello que tanto deseaba morder. Estaba perdida. Mi cabeza no paraba de darle vueltas a todo y me jodía no poder encontrar una solución a esa situación que si no lograba controlar, acabaría explotando.

Al día siguiente del concierto, me sentía más tranquila a pesar de que apenas había podido dormir. Marc volvía ese mismo día a Barcelona, nosotros no teníamos que dejar Belfast hasta el día siguiente que teníamos que coger un ferry hasta el Reino Unido. Me daba pena que Marc se fuera pero en parte también deseaba que volviera a Barcelona para poder estar tranquila y volver a tener esa buena relación con Andrew, aunque no sabía si él aún estaba dispuesto a ser mi amigo. Esos tres días habían sido muy raros, llenos de tensión. Viendo que el británico intentaba no cruzarse con nosotros, yo también me dediqué a ignorarlo a pesar de que deseaba estar a su lado.

Después de hacer la maleta, acompañé a Marc hasta la puerta del hotel para despedirnos. Una vez allí, lo agarré del cuello y le besé. Iba a echarlo de menos y eso me confundía un poco, ya que no había tenido ese sentimiento en las últimas semanas.

—Te echaré de menos —me dijo—. Pórtate bien, ¿eh?

—Siempre me porto bien, yo también te echaré de menos.

Me agarró las mejillas y volvió a darme un beso, algo más corto del que yo le había dado. Miró a algo detrás de mí y antes de que pudiese girarme, él volvió a besarme.

—Te quiero.

Le sonreí, algo atontada.

—Qué mono eres.

Él sonrió con suficiencia, como si hubiese ganado una batalla. Cuando por el rabillo del ojo vi una sombra que salía del hotel, me giré y entonces comprendí la sonrisa de Marc. Andrew estaba allí, nos había visto, nos había escuchado. Me quedé petrificada al verlo.

Marc llamó mi atención ya que el taxi estaba esperándole, nos volvimos a besar y entonces él se marchó, dejándome hecha un mar de dudas, temerosa por si había acabado de destrozar la buena relación que tenía con Andrew.

Me pasé el día pendiente de la puerta del hotel por si veía a Andrew, pero no apareció en todo el día y no me podía sentir más culpable de ello. No me podía ni imaginar cómo se debía estar sintiendo en esos momentos, solo pensaba que si yo hubiese estado en su lugar, se me habría roto el corazón en mil pedazos. Pero resulta que él no estaba tan destrozado como yo pensaba. Por la noche, cuando ya había perdido la esperanza de verlo, lo vi entrar al hotel agarrando a Mara por los hombros. Nada más y nada menos que a ella. Él no me vio, pero Mara sí. Cuando se dio cuenta de que estaba mirándolos, no dudó ni un segundo en abrazar a Andrew y darle un beso en la mejilla que el recibió con una bonita sonrisa. Se me removió el estómago al verlos así, como si llevasen toda una vida juntos. Justo cuando aparté la mirada de ellos, vi que Andrew se había dado cuenta de que yo estaba allí y en vez de apartarse de ella, la estrechó más hacia él y subieron al ascensor. Me sentí horrible pero quizá me lo merecía por haber estado tan pegada a Marc todos esos días, sin pensar en lo mal que se sentiría Andrew al vernos. Y ahora él me pagaba con la misma moneda. Enganchándose a Mara solo para darme celos.

Siempre nos quedará Edimburgo #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora