Único

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Jude, el entusiasta y un poco torpe amigo de Rodrygo, estaba decidido a convertirse en el cupido perfecto. Su misión: encontrarle una novia a su mejor amigo. Rodrygo, era un tipo guapo, talentoso y con una sonrisa que derretía corazones. Pero, por alguna razón, seguía soltero.

—Rodrygo, amigo, hoy comienza tu búsqueda del amor verdadero. ¿Estás listo?—Rodrygo lo miró con una ceja levantada.

—Jude, no necesito un cupido, estoy bien solo.—Mentira, pero tampoco podía decirle que ya estaba enamorado de alguien... Tenia miedo de la reacción de su amigo.

Pero Jude no se rindió. Su primer intento fue organizar una cita a ciegas. Invitó a una chica llamada Carla, amiga de su prima. Rodrygo aceptó a regañadientes. La cita fue en un restaurante elegante, pero todo salió mal.

—Así que… ¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?—Pregunto Carla, Rodrygo se rasco la cabeza un poco nervioso.

—Bueno, me gusta el fútbol y… Los dulces, en especial los dulces de maní.

—¿Dulces? ¿En serio?

—Sí, desde pequeño me han encantado, soy fanático del maní, de hecho cuando me retire compré una fábrica solo para mi.

Carla se levantó y huyó del restaurante. Jude intentó consolar a Rodrygo.

—No te preocupes, amigo, hay más peces en el mar.—En realidad, Rodrygo estaba más que feliz por ese fracaso, quería que esto terminarse pronto.

El siguiente intento fue en una fiesta, Jude presentó a Rodrygo a varias chicas, pero él solo quería hablar de tácticas de fútbol

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El siguiente intento fue en una fiesta, Jude presentó a Rodrygo a varias chicas, pero él solo quería hablar de tácticas de fútbol.

—¿Has probado el 4-3-3 con un pivote defensivo?—Preguntaba, mientras las chicas se aburrían, Jude suspiró

Después de eso y que Jude decidiera darle un descanso a Rodrygo, ambos amigos se tomaron la tarde que Ancelotti les había dado libre para pasar tiempo de calidad en casa de Rodrygo, no todo era fiesta y alcohol como muchos pensaban.

Jude notaba algo en Rodrygo, una tristeza oculta tras su sonrisa brillante. El chico brasileño, a pesar de su éxito en el campo, parecía esconder algo.

—Rodrygo... ¿Qué pasa? ¿Por qué no lo intentamos de nuevo? Deberías ser feliz, hay muchas chicas que morirían por salir contigo.

Rodrygo suspiró y miró al horizonte.

—No puedo, Jude, no puedo enamorarme de ninguna chica.—Jude frunció el ceño.

—¿Por qué no? Hay muchas chicas hermosas en Madrid.—Rodrygo negó con la cabeza.

—No es eso... Mi corazón ya tiene dueño.—Jude se quedó perplejo.

—¿D-Dueño...? ¡¿Era eso?! ¡Maldito desgraciado! ¿Por qué no me lo dijiste? Creía que tu cara de incomodidad era una alucinación mía...  Rodrygo se supone que somos amigos.—Rodrygo sonrió con alivio.

—Lo siento, creí que tal vez ya no ibas a querer ser mi amigo, ya sabes lo que muchos piensan.

—Cierra el picó... ¿No estas enamorado de mi verdadero? Mira que eso seria muy halagador eh.

Rodrygo rió con eso, estaba agradecido por tener un amigo como ese loco.

—No eres mi tipo.—Dijo y rió más al ver la cara de indignación que puso Jude.

—Maldito atrevido, ¿Cómo no soy tu tipo? Soy perfecto, pero bueno... ¿Me dirás quién es el afortunado?—Rodrygo sonrió con un deje de tristeza.

—Es alguien que no puedo tener, a alguien que está fuera de mi alcance.

Un día, mientras se disputaba el clásico entre el Real Madrid y el Barcelona, Jude notó cómo Rodrygo miraba fijamente a un jugador del equipo contrario

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Un día, mientras se disputaba el clásico entre el Real Madrid y el Barcelona, Jude notó cómo Rodrygo miraba fijamente a un jugador del equipo contrario. Era Pablo Gavira, el joven prodigio del Barça. Sus ojos brillaban con admiración y algo más profundo, Jude conectó los puntos.

—¿Es él, verdad? ¿Pablo Gavira?—Rodrygo quien estaba embobado mirando, se asustó al escuchar a Jude.

—Por Dios... Sí, Jude, es él, pero no puedo decirle, no quiero que me vea como un bicho raro.

Jude Bellingham no era chismoso ¿Ok? Solo tenía muchísimos amigos de aquí y allá y eso significa que se cuentan muchas cosas.

Rodrygo casi se infarto al ver como Jude salía disparado hacia Gavi.

—Ay mierda, ay mierda, Jude Bellingham te voy a castrar si haces algo imprudente.—Se decía escondido detrás de los banquillos.

Vio como Jude le decía algo a Gavi y este ponía una cara indescriptible.

Ya fue, hasta aquí llegó, fue bonito vivir en España.

Gavi volteó a verlo, le dio la puta sonrió más hermosa que había visto... Tal vez, no se tendría que ir de España.

Una Novia Para Rodrygo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora