«Soy una horrible persona»
Si, maldita sea ¡No sé qué es lo que estoy haciendo!
¿En qué carajos pensaba cuando inicié esto?
¡Joder!
Siento que los muebles dan vuelta a mi alrededor. Estoy sentado en el sofá más grande de mi sala y siento que todo se mueve, que todo gira, probablemente es por la sensación de culpa e impotencia que siento en mi interior.
Aprieto mis puños a los lados de mi cuerpo y puedo ver cómo se contraen los músculos de mis brazos y se marcan levemente mis venas.
Es la prueba de la rabia que emana de alguna parte de mi ser.Se salió de mis manos, pasé varias semanas en un sueño que desde un principio debí saber que no podría ser. Debía detenerme a mi mismo, no se puede jugar al héroe y al villano al mismo tiempo.
Necesito pensar en algo que me ayude en esta situación, lo peor es que no tengo en quien confiar o con quién hablar.
Podría hablar con James pero probablemente no sea de gran ayuda.
No.
Necesito calmarme para que todo salga bien. Porque así va a ser, todo va a salir bien.El plan será todo como fue acordado y nada puede salir mal. Lana no tiene porqué saberlo y podremos estar juntos. Básicamente todos ganamos.
Y si, tal vez no es la mejor vía pero ya no queda de otra. Es la única manera que encuentro razonable por el momento y mientras las cosas sigan así de "bien", no hay mucho que pensar.Por lo pronto, debo hablar con James para saber qué piensa de todo esto y cómo va a proceder.
Necesito alejar los pensamientos negativos que aún hay en mi interior así que me decido y me pongo en marcha a la cocina para abrir mi whisky y servirme un trago.
Fuerte y seco... Así me gusta. Pienso en Lana, en su bebida favorita, el vino. Me parece tierno y la verdad razonable, considerando que es mujer... Y además catadora, qué puedo esperar de eso, es casi obvio que va a preferir el vino.
Yo solo no puedo cambiar lo mío, es que yo no bebo por puro gusto, quizá así es cuando estoy con más personas, en una reunión o algo parecido pero no en situaciones como éstas, cuando estoy solo, en mi piso, en la soledad y compañía que me ofrece la encimera de granito de mi cocina prácticamente nueva, dado el caso de que casi nunca cocino, momentos donde no quiero disfrutar, donde lo único que quiero es olvidar absolutamente todo, mis tormentos, las posibilidades negativas que me niego a pensar, que me niego a aceptar y que en definitiva no puedo permitir, ahora solo estoy yo y nada más, tal vez la única posibilidad que me quiero permitir es Lana.
Todo es tan claro con ella, su sonrisa, sus ojitos brillantes, su mirada calmada cuando me ve a mí y su mirada feroz cuando ve al resto del mundo, me hace sentir importante. Me hace sentir que solo le importo yo, que soy suficiente y... Y luego estoy solo y pienso que está tan equivocada, que no solo no soy suficiente sino que además no soy ni la mitad de lo que debería ser, de lo que realmente espera y aunque lo odio, eso me da miedo, tengo miedo porque sé que ella está rota, en el fondo de su ser es una niña herida, su alma aún sufre por lo que sea que le hayan hecho en el pasado y me jode la posibilidad de pensar que en lugar de ayudarla como me gustaría hacer, estoy elevándola para desgarrarla más de lo que alguna vez estuvo si es que las cosas no salen como planeo, como deben salir.
Lo peor de todo es que no quería esto, el plan no era involucrarme con nadie, las relaciones físicas me valen verga, yo me refiero a lo que tengo con Lana, tan especial, tan tangible. No estaba en mis planes sentirme así, aprender a quererla y sin embargo, aquí estoy, odiandome por permitir que se salga de control y aún así no pensar cualquier otro escenario en el que no esté ella.
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