Capitulo X

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La cueva de los acertijos había puesto a prueba su resistencia y perseverancia, pero finalmente, después de varias horas, Lucas y Elio habían superado el último desafío.

El cuarto se estrechaba a su alrededor mientras resolvían el último enigma, pero lograron hacerlo justo a tiempo. Con un suspiro de alivio, observaron cómo una abertura se formaba en la pared, revelando un tobogán que descendía en espiral hacia la oscuridad.

Sin pensarlo dos veces, se lanzaron por el tobogán, sintiendo la adrenalina y la velocidad mientras descendían hacia lo desconocido.

El tobogán los depositó con un chapuzón en un lago cristalino, donde el agua fresca los envolvió en un abrazo reconfortante.

Se tomaron un momento para recuperarse del peligroso y cansante viaje, nadaron hacia la orilla y se sentaron para recobrar el aliento.

—¿Dónde crees que estamos ahora? —preguntó Lucas, mirando a su alrededor con curiosidad mientras el sol brillaba sobre el agua.

Lucas se incorporó y escudriñó el horizonte, su mirada siendo atraída por una cascada brillante en la distancia.

—Esa cascada parece ser el centro de atención aquí. ¿Qué te parece si vamos a investigar? —sugirió Lucas, señalando hacia la luz que emanaba del otro lado del lago.

Elio dudó por un momento, indeciso sobre aventurarse hacia lo desconocido una vez más.

Pero la determinación en los ojos de Lucas lo convenció de que valía la pena el riesgo.

—Está bien, vayamos hacia la
cascada —acordó Elio, dudoso, mientras se ponían de pie para emprender el camino hacia la luz brillante.

Con cada paso, la luz se volvía más brillante. No sabían lo que les esperaba al otro lado de la cascada, pero estaban dispuestos a enfrentar cualquier desafío con valentía.

La Odisea de Elio y LucasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora