Emily se recostaba en el banco de piedra del jardín del castillo, sumergida en la cálida luz del sol y la suave brisa marina que mecía las ramas de los árboles cercanos. Mientras observaba las nubes que flotaban perezosas en el cielo azul, sus pensamientos se desviaron hacia la figura de su abuelo Harry y su tío August, quienes compartían una conversación distendida a lo lejos.
Una sombra de intriga cruzó por su mente mientras se preguntaba por qué August era tan similar a su abuelo Harry en casi todos los aspectos. Desde la forma en que movía las manos al hablar hasta la mirada penetrante que compartían, era como si fueran dos versiones de la misma persona en diferentes etapas de la vida. Sin embargo, lo que más le desconcertaba era la actitud de August hacia su padre, Wille.
¿Qué había sucedido en el pasado para que August mostrara a veces una frialdad inexplicable hacia su padre? ¿Acaso había algún resentimiento oculto que ella desconocía? Emily se estremeció ligeramente al pensar en las posibles razones detrás de esa tensión familiar, preguntándose si algún día descubriría la verdad detrás de las complejas relaciones que la rodeaban en el seno de su familia.
Mientras avanzaba con sigilo por los pasillos del castillo, Emily se detenía de vez en cuando para sumergirse en las pinturas que narraban la historia de su linaje familiar. Dos de ellas capturaron su atención de manera especial.
El primer retrato la transportó a un momento de pura dicha: sus abuelos y su tío Henry rodeaban con amor al recién nacido August, sostenido con ternura por su abuelo Louis. La alegría irradiaba de la pintura, como si el lienzo mismo estuviera impregnado de la felicidad que acompañó el nacimiento del pequeño August.
El segundo cuadro retrataba una escena igualmente entrañable. Un joven Henry, ataviado con una corona y un traje de príncipe, estaba acompañado por su hermano menor, August, quien lo abrazaba con una sonrisa radiante. Ambos niños lucían radiantes, envueltos en la inocencia y el amor fraternal, sus pequeñas coronas y trajes a medida testimoniaban su posición en la familia real con un encanto indiscutible. La imagen capturaba la esencia misma de la complicidad y el cariño entre hermanos, llenando el corazón de Emily de calidez y nostalgia.
Cada paso que Emily daba por los pasillos del castillo era como viajar en el tiempo a través de las páginas de la historia familiar. Los retratos que adornaban las paredes contaban la evolución de su linaje, desde los momentos de inocencia y alegría hasta los desafíos y cambios que el tiempo había traído consigo.
El último retrato, en particular, capturó su atención de manera profunda. Louis y Harry, ya más mayores, emanaban sabiduría y experiencia, aunque los años habían dejado su huella en ellos. Frente a ellos, sentados con orgullo y juventud, estaban sus tres hijos: Henry, August y Wilhelm. Ya no eran los pequeños niños que una vez fueron, sino jóvenes de 20, 19 y 18 años respectivamente, cuyas miradas reflejaban la determinación y la promesa del futuro.
A pesar de la inevitable marcha del tiempo y los cambios que este había traído, la sonrisa compartida en el retrato hablaba del vínculo indeleble que unía a esta familia a lo largo de las generaciones. Era un recordatorio conmovedor de que, aunque las cosas pudieran no ser siempre como antes, el amor y la conexión familiar perduraban, como un hilo invisible que tejía el pasado, el presente y el futuro de su estirpe.
Mientras Emily continuaba su paseo por los pasillos del castillo, sumida en sus reflexiones sobre la historia familiar, se topó con su abuelo Louis, quien parecía absorto en la contemplación de un viejo retrato enmarcado en oro.
—¡Abuelo! —exclamó Emily con una sonrisa, acercándose a él con afecto—. ¿Qué te trae por aquí?Louis giró lentamente hacia ella, sus ojos azules centelleando con un brillo de cariño y nostalgia.
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The song of the moon
FanfictionUn joven príncipe tratará de encontrar su camino entre sus obligaciones como heredero al trono. Un matrimonio arreglado y personas horribles tratarán de acabar con él; sin embargo, a veces el amor llega de la manera más inesperada posible, y es capa...