OCHO

63 6 5
                                    

Está lloviendo. A Deidara no le gusta la lluvia, no puede trabajar bien.

Están subiendo las largas escaleras del templo. Obito mira a su alrededor y solo puede ver ruinas.

— Esto realmente apesta — Dice Deidara rompiendo el silencio —. Es de las misiones más aburridas que hemos hecho. No es como que alguien nos quiera detener de agarrar los tesoros de este viejo templo, hm.

Él está realmente aburrido y Obito lo sabe. Suspira suavemente por la nariz sintiendo el olor a tierra mojada llegar inundarlo. Se detiene por un instante y mira hacia atrás todo el camino que ya han avanzado.

Es muy tarde para regresar.

El más pequeño se esta empezando a desesperar de caminar, según él, sin sentido. Desearía que la lluvia parara y el pudiera usar su arcilla sin tener que caminar.

— ¿No piensas contestar? — Ya estaba de mal humor.

— Lo siento sempai. Solo miraba el camino.

Cuando volteo hacia Deidara otra vez, este lo estaba fulminando con la mirada.

— ¿Qué le parece si lo llevo?

Deidara lo mira extraño. Tobi se siente un tonto y se rasca la nuca algo nervioso. Solo no quiere que su sempai camine mucho más tiempo. Sabe lo impaciente que puede llegar a ser.

—Solo no se asuste y prometa que no hará preguntas — Dijo para rápidamente tomar al chico en brazos, levantándolo en el aire mientras le decía que cerrara los ojos.

Antes de que pudiera si quiera rechistar sintió otra vez el suelo bajo sus pies y abrió los ojos rápidamente.

Sus pies pisaban un par de hojas secas y al levantar la vista había un templo frente a sus ojos en lugar de las infinitas escaleras. Estaba anonadado, preguntándose como fue que el tonto de Tobi pudo hacer eso.
Trato de hablar pero no salieron palabras de su boca, sus ojos estaban abiertos de gran manera hasta que Tobi se vuelve a colar en su campo de visión y toda la sangre sube de nuevo a su cabeza de golpe.

— ¡Tu! — Dijo tomándolo de la parte delantera de su bata, amenazante — ¿Cómo ...?

— ¡Prometió no hacer preguntas!

— ¡Yo nunca acepté!

— ¡Pero..!

Deidara lo soltó de golpe, empujándolo ligeramente y Tobi cae, o más bien, se tira dramáticamente sobre el suelo mojado, manchando un poco su bata de lodo pero realmente no le importa.

— Pudiste haberlo hecho antes, no teníamos necesidad de caminar tanto, hmn.

Tobi se para rápidamente para caminar detrás del otro — ¡Pero me gusta caminar con usted!

Deidara no responde y Tobi se detiene un momento, mirando que el cielo ya empieza a aclarar y la lluvia se disipa poco a poco. Tras observar un poco desde la altura del templo, puede ver un arcoiris asomarse entre las nubes naranjas y sonríe, se siente en paz.

Escucha al rubio mascullar una maldición contra la lluvia y después llamarlo desde adentro del templo, así que corre hacia allá. La puerta del templo está caída y las paredes se ven derruidas y mohosas.
Siente el olor a humedad y a viejo en el aire y no puede evitar arrugar la nariz con algo de disgusto.

You Promised Donde viven las historias. Descúbrelo ahora