Capitulo 19

1.3K 211 14
                                    

Maegor caminaba por los pasillos, respirando profundamente ya que le costaba respirar adecuadamente, pero seguía avanzando. Sostenía unos papeles que había tomado de la habitación de su abuelo Otto en una mano, y en la otra tenía una espada. Aunque tenía algo de sangre en su ropa, eso no parecía preocuparle.

En ese momento, escuchó la voz de Simón, por lo que guardó rápidamente los papeles antes de abrir la puerta. Al abrirla, se encontró en la habitación de Larys Strong, donde vio a Simón atado a una silla. 

—Príncipe Maegor —llamó Simón inmediatamente a su príncipe— Qué alegría verlo —en eso nota la sangre en la ropa de Maegor, algo que le preocupa.

—Sir Simón —respondió Maegor acercándose, aún sosteniendo la espada que había tomado— Lo liberaré de inmediato.

—¿Cómo se encuentra? Me enteré de que lo hirieron con tres flechas envenenadas —comentó Simón al sentir la liberación de sus manos— Permítame llevar la espada.

—Maegor entregó la espada a Simón— Debemos salir de aquí de inmediato, pero primero debemos encontrar a Nyla y a tía Clarisa. No podemos dejarlas en este lugar lleno de enemigos.

—Usted no se ve bien, está más pálido de lo normal —mencionó Simón mientras sujetaba el brazo de Maegor con su mano libre— Sería mejor que descanse un poco.

—No hay tiempo para descansar, tenemos que salir de aquí antes de que nos atrapen —respondió Maegor separándose de Simón y avanzando hacia los pasadizos— Debemos seguir adelante.

Al ver que Maegor no iba a detenerse, Simón optó por seguirlo. Mientras tanto, Clarisa se encontraba en una habitación con la pequeña Nyla, consciente de la situación. No le sorprendió que Maegor estuviera desaparecido. De repente, vio cómo se abría el pasadizo y Maegor y Simón salían de él.

—Tío Maegor —dice Nyla acercándose a su tío sin notar la sangre en su ropa— Me alegra verte.

—Yo también, pequeña —respondió Maegor con una leve sonrisa, cubriéndose con su capa para ocultar la sangre— Te llevaré a Roca Dragón.

—Iremos a visitar a la princesa Rhaenyra y su familia —expresó Nyla con una sonrisa inocente— Volare en un dragón.

—Por su puesto que vas a volarás en un dragón —en eso Maegor se separa de Nyla y corre hacia un rincón de la habitación, que terminaba vomitando.

—Príncipe —Simón se acercó a Maegor y le dio unas palmaditas suaves en la espalda— Tranquilo, estarás bien.

—Debe ser por el veneno de las flechas —mencionó Clarisa al notar que Maegor ya no estaba vomitando— Seguramente en Roca Dragón tendrás más posibilidades de que un maestre te ayude con el veneno y evite que avance más.

—Lo que debo hacer es informarle a Merlin sobre esto, ya que él puede ayudarme mejor que un maestre —dijo Maegor levantándose— Tía Clarisa, tú irás con Simón al muelle y tomarán un barco para ir a Roca Dragón. Yo llevaré a Nyla conmigo.

—No iré —respondió Clarisa y nota la expresión de sorpresa en el rostro de Maegor— Me quedaré aquí. Necesitas ojos y oídos en el castillo. No te preocupes, no será la primera vez que haga algo así. Estaré bien.

—Ten cuidado. Si te descubren, vete lo antes posible —advirtió Maegor al ver a su tía asentir— Bien, vamos, Nyla. Simón, acompáñanos.

—Sí, príncipe —respondió Simón, siguiéndolo de nuevo.

Los tres abandonaron la habitación, mientras Calisto solo suspiraba y tomaba su capa. Ella planeaba dirigirse a la ciudad y ocultarse hasta que pasara la agitación causada por los Verdes. Mientras tanto, Criston y Aemond ya habían localizado a Aegon, quien no deseaba ser rey, pero fue escoltado por Criston de regreso al castillo. Por otro lado, Daeron se encontraba en una habitación, observando a su abuelo.

Maegor Targaryen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora