— Jihyo, deja de ser tan terca, tienes que tomar los medicamentos — la voz de Mina resonaba en las cuatro paredes de la habitación del hospital.
— Déjala Minari, ya sabes cómo es, terca como una mula — río Nayeon, sonrisa que fue apagada por la mirada que le lanzó Jihyo.
— Ya les dije que no quiero medicamentos, estoy bien, no hace falta que tome esas cosas — rechistó Jihyo.
— ¡Tienes que tomarlos, por dios, entiende! — Nayeon observaba la escena con curiosidad, Mina se veía algo estresada, definitivamente le preguntaría sobre eso más tarde.
— No lo haré — dijo pensando que la conversación llegaría hasta ahí — Bien, tu lo pediste — Mina dió una seña a Nayeon, lo cual entendió rápidamente. Una cara de confusión fue la respuesta de Jihyo.
— ¿Que fue eso? — preguntó aún más confundida.
— Pronto lo sabrás — sonrió.
사효.
Era una tarde tan buena como otra, el viento acariciaba las hojas de los árboles. Sana trabajaba en su oficina, cuando el sonido de su celular la sacó de su concentración.
— ¿Bueno?
— Zanahoria, necesito de tu ayuda — Sana reconoció la voz de inmediato, soltando una pequeña risita.
— Nayeon, ya te he dicho un millón de veces que no me llames así, ¿Que necesitas? — preguntó con esa amabilidad que solo usaba con sus amigos más cercanos.
— Tenemos un pequeño problema con la señorita Park — inmediatamente dejó de escribir en su computadora para poner toda su atención en la llamada.
— ¿Pasó algo con Jihyo?
— No es nada malo Zanahoria, aunque bueno, tal vez si lo sea — esta última parte preocupó más a Sana, ignorando el hecho de que Nayeon había vuelto a decir el apodo que odiaba.
— Déjate de tonterías y ya dime qué pasa con Jihyo — dijo.
— El doctor le recomendó varios medicamentos para su recuperación, pero ella no los quiere tomar, es peligroso que no los tome — Sana sabía que Jihyo era terca, pero no tanto, ¿Acaso quería morir?
— Ya voy para allá — dicho esto tomó sus cosas del escritorio y corrió hasta su auto para llegar lo más rápido posible.
사효.
— Ya estoy aquí — dijo Sana elevando un poco la voz para que la escucharan.
— ¿Que está haciendo Sana aquí? — preguntó Jihyo en su mente.
— Que bueno que llegas, la señorita aquí presente se rehúsa a tomar sus pastillas, y tú puedes convencerla — recalcó Mina con su sonrisa.
— Señora querrás decir — decía Nayeon desde el otro lado de la habitación riendo.
— Nunca faltan tus payasadas Nay — Jihyo también río un poco.
— Dejennos solas un momento, por favor — pidió Sana, Mina y Nayeon asintieron y salieron casi que corriendo de la habitación.
Jihyo solo se sintió un poco presionada, pero al mismo tiempo en confianza, pues ya había pasado mucho tiempo junto a ella y sabía lo agradable que era.
—¿Por qué no quieres tomar tus medicamentos, Hyo? — preguntaba Sana, sentándose en la silla que estaba cerca de la camilla.
— No me gusta tener que tomar pastillas, no creo que me ayuden en nada.
— Está bien, entiendo eso, pero, ¿Y si las tomas esta vez? Solo está vez, por favor — pidió casi rogando.
— No lo sé, Sana-ssi, ya he dicho que no me gustan y no las voy a tomar — seguía negándose.
— Bien, puedo entender eso — si Jihyo pensó que Sana se daría por vencida estaba muy equivocada, la mayor tenía un plan en mente.
Salió de la habitación para ir a la oficina del doctor y contarle su plan magistral, esto con el fin de preguntar si era correcto y no tendría complicaciones.
“Compraré los medicamentos, cuando toque su cena, trituraré la pastilla y la resolveré con su comida, y en la hora del desayuno lo mismo pero con el jugo”.
El doctor aprobó su plan, felicitándola también por su inteligencia, aclaró que no habría problemas con eso y que el medicamento tendría el mismo efecto, solo dejó una advertencia.
“No uses más de dos pastillas, eso podría incluso matarla”.
Sana no había prestado mucha atención a lo último, solo salió de la oficina del doctor con una sonrisa en la cara, ya que había encontrado la manera de hacer que Jihyo tomara sus medicamentos sin que se diera cuenta.
Caminaba por los pasillos del hospital sonriente, Jihyo pronto sería dada de alta y llegaría el momento más esperado por Sana, cuidar a Jihyo, no podía negar que amaba protegerla, así que esos días serían más que lindos junto a la persona que comenzaba a querer más y más. Estaba tan concentrada en sus pensamientos que no notó la presencia de quien menos quería ver en esos momentos.
— ¿Sana? ¿Qué haces aquí? — la voz de Miyeon sacó de sus pensamientos a Sana.
— Lo mismo me pregunto, ¿Qué haces aquí? — vió un papel entre sus manos — ¿Acaso estás enferma?
— No, en realidad son los papeles de una amiga que está aquí internada, nada de que preocuparse.
— Ah — respondió sin interés alguno.
— ¿Y tú qué haces aquí? —
— ¿Y-yo? Eh, vine a ver a Nay, está mal del estómago y-y la trajeron aquí — aunque trató no pudo ocultar sus nervios.
— Hmm bueno, me tengo que ir, te veo más tarde cariño — depósito un beso en su mejilla comenzando a caminar por el pasillo.
— Que raro, acabo de ver a Nayeon hace 10 minutos y podría jurar que estaba más sana que la misma Sana.
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"Sálvame" [Sahyo]
RomanceMinatozaki Sana, una mujer de nacionalidad Japonesa de carácter un poco duro, dueña de una de las empresas más prestigiosas de Corea, ubicada en Seúl. Park Jihyo, una chica surcoreana muy dulce y tímida que entra a trabajar en la empresa de Minatoza...