Silencio

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Finn:

Estábamos en la sala de casa, junto a mis amigos, todos observando en silencio a mi nuevo huésped que estaba recostado sobre el sofá. Aún no despertaba. Lo gracioso era que Freddo estaba delante de mis pies y lo miraba, haciendo algo parecido a un gruñido.

Estábamos todos desconcertados, tratando de pensar qué hacer. Arthur me preguntó si estaba seguro de que era él. Elijah y yo contestamos al unísono con un rotundo "sí". Era inconfundible.

Johann bromeaba y me decía que me quedara cerca de Zelig, James y Elijah para cuidarlos, porque recibirían otra paliza. Kylian y Jiro seguían diciendo que era imposible que los hubiese derribado. Ryoma y Gerard se mantenían en silencio, estaban pensando al igual que yo y los demás, y me decían que había que solucionar la situación rápido porque las mujeres no demorarían más de tres horas en regresar con mucha suerte.

-Necesitamos un plan -dijo Gerard, rompiendo el silencio. -No podemos tenerlo aquí cuando ellas regresen.

-Estoy de acuerdo -añadió Ryoma-. Pero necesitamos respuestas primero.

-¿Y si lo despertamos de una vez? -preguntó Kylian. -Cuanto antes empecemos a interrogarlo, antes tendremos las respuestas.

Me acerqué al hombre en el sofá, observando cómo respiraba de manera constante. Sabía que no teníamos mucho tiempo.

-Despiértalo, Finn -dijo Elijah, mirándome con seriedad. -Necesitamos saber qué sabe.

Tomé un vaso de agua de la mesa y le salpiqué un poco en la cara. El hombre abrió los ojos lentamente, parpadeando y tratando de enfocarse. Su mirada desafiante y orgullosa volvió en cuanto se dio cuenta de dónde estaba.

-Bien, ya es hora de que hablemos. ¿Duele?- pregunté señalando donde lo había golpeado.

El hombre no dijo nada, pero su expresión dejaba claro que no sería fácil. Nos miraba a todos sin abrir la boca, pero cuando dirigía su mirada hacia mí, parecía que quería asesinarme.

-Escucha, no te haremos nada, solo necesitamos entender, y sería más fácil si nos ayudas un poco -intercedió Elijah con su típica calma y simpatía, pero el hombre giró su rostro y lo miró peor que a mí.

-No va a hablar así de fácil -dijo Gerard, acercándose un poco más- Necesitamos otra estrategia- agregó

Me arrodillé frente al hombre, tratando de captar su atención de nuevo.

-Mira, no queremos hacerte daño- le dije con sinceridad-Pero necesitamos respuestas-

Él permaneció en silencio, pero su respiración se volvió un poco más rápida. Estaba claro que estaba evaluando la situación, buscando una forma de salir de esto.

-Amigo, estás seguro aquí, confía- agregó Johann de manera amable, pero él solo miraba de manera fría y altanera.

Me puse de pie y le hice una señal disimulada a James, era el más elocuente y sabía convencer a todos. Mientras tanto, me dirigí al refrigerador, busqué una pequeña compresa de hielo que solía guardar y regresé a la sala.

Se la entregué señalando su golpe, mientras escuchaba cómo James trataba de hablar con él, pero no funcionaba, seguía en silencio. Incluso me quitó el hielo de la mano de mala manera y se la colocó en su frente.

James, con su paciencia característica, volvió a intentarlo.

-Sabemos que estás en una situación complicada -dijo James- No estamos aquí para empeorar las cosas para ti. Queremos entender lo que está pasando. Ayúdanos a ayudarte - Marco, o el supuesto, siguió sin decir nada, pero pude ver en su mirada que estaba considerando sus opciones. Elijah se acercó lentamente, observando cada movimiento .

Sencilla dignidad- La liberación de los secretos - Libro IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora