Cassian
—¿Estás seguro de lo que vas a hacer?
Miro a Colen jugar con un mechero del otro lado del escritorio.
—¿Vas a encender esa cosa en algún momento?— Señaló el puro que sostiene en su otra mano, sin ánimos de responder a su pregunta.— O es otro de los estúpidos ejercicios que te recomendó la psicóloga.
— Aleya no estará muy contenta cuando le cuente de tu elección de palabras para referirte a sus ejercicios. — Vuelve a encender el mechero.— Cree que es conveniente que reprima mis no tan deseados instintos, según sus palabras. Se supone que fumar debe ayudarme a calmar los nervios.
— Mientras no termines con otra paliza.— Me encojo de hombros.— En estos momentos no necesitamos otras de tus cagadas.
— No tienes de que preocuparte, Cassi. Con la tuya tenemos más que suficiente.— Sonríe con cinismo. Sabe cuanto odio que me llame asi.— Todavía no entiendo porque accediste a casarte con la chica Knight.
Supuse que no lo dejaría pasar.
Colen siempre fue el más observador de los tres y, cuando te implicas con personas que de un momento a otro pueden matarte, es una gran ventaja.
— Es un caso perdido intentar explicarte algo, Colen.— Pone cara de ofendido.— ¿Dónde está Nolan?
— Fue a visitar a Lana.— Su voz ha perdido ese tono burlón que le caracteriza.— La muerte de Lana le pegó muy mal.
— Ha pasado un año.— Lo miro.— Tiempo suficiente para haberse recuperado.
— No todas las personas son tan frías como tú, Cassian.
Sé que ver a Nolan en ese estado le duele tanto como a mí. Pero es hora de que asuma el rol que le corresponde.
— Un año de luto, ese fue el trato. Es hora de que retome sus obligaciones.— tomo el vaso de cristal que hay sobre la mesa, dando un gran trago al líquido en su interior.— Sabes que lo necesitamos. La CIA ha estado jodiéndonos por un tiempo.
—¿Por qué no le pides ayuda a Eidan?— Enciende el puro en su mano, dándole una calada.— No creo que te la niegue. Te debe mucho, quizás el pueda ayudarnos con algo de información.
— Es demasiado arriesgado, Eidan es el único vínculo directo que tenemos con ellos. No podemos perderlo.
—¿Entonces para qué lo pusiste allí?— Puedo sentir sus neuronas trabajar, es imposible no notar el preciso momento en el que hacen conexión.—¡¿Te estás cogiendo a la esposa de tu amigo, cabrón!?
Siempre tan educado.
Sonrió.
— No creo que ese sea un asunto que te cómpeta. — Doy un último trago al líquido ambarino.— Pero de todos modos voy a responder a tu pregunta. Fianna y yo hemos tenido varios encuentros esporádicos desde hace ya unos meses. Es solo sexo. Ambos lo disfrutamos.
—¿Ella está enterada de eso?
Colen es muy sensible a esos temas. Si hay algo que Colen odia, es que se aprovechen del género femenino, pero mucho más odia que le causen algún daño. Un trauma que se le quedó de nuestra infancia.
Nunca ha tenido novia o una relación estable, al menos no que nos haya presentado. Y, al contrario de lo que pensé en un principio, no es por miedo al compromiso. Le teme al daño que pueda llegar a ocasionarles. Aunque él dice que es porque prefiere su soledad.
— Fue una de las condiciones que le puse para poder seguir viéndonos. Ella aceptó.
Colen asiente.
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ANOMALÍA ✓
RomanceUna propuesta difícil de rechazar. Una promesa llena de mentiras...y ellos. Créeme no quieres entrar en su mundo y si entras es imposible que salgas con vida. Porque cuando los Schmid se obsesionan nada puedes hacer para escapar.