La parte favorita de Craig era quedarse solo con los cadáveres de la morgue, en especial ahora que tenia un invitado especial sobre su mesa de trabajo
En la mañana había llegado el cuerpo que deseaba y anhelaba con todo su ser, había valido la pena ensuciarse las manos con sangre inocente, habia valido la pena acosar a ese pobre rubio asustadizo, habia valido la pena aplastar esa hermosa cabeza con las llantas de su auto
Por ese rubio se había matado de hambre tantas semanas, por ese rubio no había vuelto a casa, por ese rubio habia tomado una forma humana, pero ahora todo ese sacrificio habia valido la pena, Craig supo que había llegado la hora de comer
Tweek sería su festín
Habían lavado ese cuerpo, limpiando la suciedad y la mugre. Se agradecía una comida limpia, pero no siempre era necesaria. A veces, el embriagador sabor del sudor y la sangre añadía algo un poco especial
Craig rodeó esa mesa de metal como un tiburón rodeando a su presa
Las marcas de llantas adornaban aún el cuerpo de Tweek, convirtiendo la piel gris en rojos, morados y negros fundidos
Christopher, el tonto, había vacilado en la puerta, mirando el lindo cadaver de Tweek en la mesa
Craig estaba medio convencido de que se negaría a permitir que él lo consumiera, que se llevaría el cadáver para enterrarlo o algo así como un desperdicio
En lugar de eso, el francés señaló con la cabeza en dirección a Craig con la orden de ser rápido y se fue
Craig ciertamente podía ser rápido, pero iba a saborear esto
Aquellas manos con garras alcanzaron el cuerpo de Tweek, levantándolo de la mesa, girándolo y doblando su cuerpo por la mitad. El rigor mortis le impedía ser tan maleable como Craig prefería, pero parecía que el cuerpo de Tweek era lo más rígido y difícil posible
Los huesos crujieron y las piernas de Tweek se rompieron a la altura de las rodillas. Lo mordió, una bestia voraz
Deseó el torrente de sangre o las respiraciones de pánico de las comidas que se consumen mientras aún respiran. Tweek tuvo suerte de que Craig no se lo llevara mientras aún respiraba. La misericordia de los humanos se le había pegado un poco
Quizás algún día Craig también se deleitaria comiendo su propia carne
Craig le había informado a Tweek muchas veces que algún día sería consumido y Tweek siempre lo había mirado con esos ojos temblorosos y asustadizos. Ahora no había ojos para mirarlo
Chupó a Tweek, su lengua recorrió su entrepierna, rodeando su saco con el tipo de alegría pura que sentiría un niño al robar un pedazo de dulce codiciado. Viajó por la grieta de su trasero, enjabonándolo con saliva y persistiendo en su sabor. Había estado loco al creer que podría aguantar hasta que Tweek muriera por la vejez, definitivamente habia hecho bien al arrojarlo con su auto
Los niños siempre sabían mejor con sus cuerpecitos gordos y fuertes. Un regalo perfecto, hubiera querido que Tweek no fuera delgado y escuálido pero no se podía quejar había esperado demasiado ese cuerpo y no lo desperdiciaría