Capitulo 6

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Mi corazón esta latiendo con fuerza, siento el pánico apoderarse de en mi mientras escucho los pasos de Dareck acercándose. Grito con todas mis fuerzas: "¡Aléjate, imbécil! ¡No me hagas daño!"

Pero Dareck, impasible ante mis súplicas, continúa avanzando con determinación. "¡Detente de una vez, Daphne Bennett!" grita él con furia. "¡Te aseguro que te arrepentirás!"

El miedo se apodera mientras me doy cuenta de que está sola en medio del bosque con un hombre que está dispuesto a todo para llevarme de vuelta a su prisión.

Mis piernas tiemblan, el terror me paraliza mientras retrocedo lentamente, tratando de mantener la mayor distancia posible entre Dareck y yo. Su figura se recorta amenazante contra la oscuridad del bosque, sus ojos brillan con una determinación que me helaba la sangre. ¿Cómo llegué a esta situación? ¿Cómo permití que este monstruo se interpusiera en mi camino?

Grito nuevamente, con la esperanza de que alguien, cualquier persona, escuche mis súplicas desesperadas. Pero el único sonido que resuena en el bosque es el eco de mi propia voz, un eco que se pierde entre los árboles como un susurro perdido en el viento.

Entonces, como un rayo de luz en la oscuridad, veo una salida. Una pequeña brecha entre los árboles, apenas lo suficientemente grande para que pueda escapar. Sin pensarlo dos veces, me lanzo hacia adelante, corriendo con todas mis fuerzas hacia la libertad que se encuentra al alcance de mis manos.

Pero antes de que pueda siquiera rozar la seguridad que promete esa brecha, siento su mano cerrarse con fuerza alrededor de mi brazo. El agarre de Dareck es como un grillete de hierro, imposible de romper. Grito de nuevo, luchando con todas mis fuerzas mientras él me arrastra hacia atrás, hacia el abismo de mi propia pesadilla.

Mis ojos se llenan de lágrimas mientras luchaba contra él, pero sé que no puedo vencerlo. Mis fuerzas flaquean, mi esperanza se desvanece como una llama en el viento. En ese momento, me resigno a mi destino, aceptando que esta vez, la oscuridad ha ganado.

Dareck me sujeta con firmeza, sus dedos se clavan dolorosamente en mi piel mientras me obliga a mirarlo a los ojos. "¿Adónde crees que ibas, princesita?" su voz es un gruñido, cargado de desdén y triunfo.

Trago saliva, tratando de mantener la compostura a pesar del miedo que me consume por dentro. "No te lo diré", murmuro con la mayor determinación que puedo reunir. "No permitiré que me lleves de vuelta a ese infierno".

Dareck sonríe, un gesto tan frío y calculado que me hiela hasta los huesos. "Tan valiente", murmura, su aliento caliente rozando mi rostro. "Pero la valentía no te salvará de tu destino, Daphne. Has desafiado a Alberti, y eso merece un castigo. Te aseguraré de que nunca más intentes escapar".

El terror se apodera de mí ante sus palabras, pero me obligo a mantener la mirada firme, negándome a mostrarle mi debilidad.

Mis labios tiemblan ante sus palabras llenas de arrogancia y crueldad. "Vete con esa rubia y déjame tranquila", digo, tratando de mantener la dignidad que me queda.

Dareck suelta una carcajada burlona, como si mis palabras fueran el chiste más divertido que haya escuchado. "Te quiero para mí, linda", dice con voz suave, pero el brillo peligroso en sus ojos me hace temblar. "No me digas que estás celosa de nuevo por ella. Obviamente, puedo estar con cualquiera, linda. Soy el jefe de la mafia italiana".

El peso de sus palabras cae sobre mí como una losa, recordándome una vez más mi situación desesperada. Soy una prisionera en este juego mortal, atrapada entre las garras de un hombre cuyo poder no conoce límites. No hay escapatoria, no hay esperanza.

"Todo en esa noche"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora