Rosas y champaña fanfic
𝟏. El comic original 'Roses and champagne' no es de mi autoría, todos los créditos a ZIG y Ttung Gae.
𝟐. Prohibida cualquier copia y/o adaptación de la historia.
𝟑. Contenido +18.
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CAPÍTULO DIECIOCHO ❛ situación traviesa ❜
EL AMBIENTE SE VOLVIÓ INCÓMODO DESDE el desayuno. El abogado evitaba a ambos, ni siquiera los podía ver a la cara.
Se había mantenido alejado tanto de Caesar como de Paulette, sentándose en una esquina de la casa a un lado de la ventana.
No sé podían mover de lugar, debido a la fuerte tormenta de nieve que había afuera, la cual parecía no tener intenciones de parar pronto.
Paulette estaba sentada frente al fuego de la casa. Sobre sus hombros descansaba el abrigo del zar, el cual le brindaba un poco más de calor.
Acariciaba su barriga sin poder hacer otra cosa. Realmente no había nada que hacer en ese lugar.
Escuchó un sonido proveniente de la recámara. Volteó a sus espaldas. Observó la puerta entreabierta. Frunció el ceño, luego se levantó del suelo y caminó hacia allá con curiosidad.
Caesar estaba sentado sobre la cama, de espaldas mientras intentaba quitarse el vendaje que rodeaba su pecho.
Se recargó sobre el marco de la puerta, observando las distintas cicatrices que había alrededor de toda la espalda del rubio.
──¿Quieres que te ayude? ──pregunta haciéndolo voltear.
Caesar traga con dificultad observando a la mujer.
──Puedo hacerlo yo solo. ──responde él volteandose de nuevo.
Paulette decide ignorar el comentario del contrario. Comienza a acercarse a paso lento, parando a los pies de la cama para tomar la venda que Caesar traía en la mano.
──Yo también lo puedo hacer. ──responde estirando un poco más la tela blanca──. Lo he hecho muchas veces.
Los dos Sergeyve se hunden en un silencio profundo. Caesar apoyó su barbilla sobre su mano derecha, mientras esperaba paciente a que Paulette terminara su trabajo.
No le costó mucho a la mujer terminarlo rápido y bien hecho, debido a que no mentía cuando decía que ya lo había hecho antes.
──Pensé que estabas enojada. ──suelta el rubio de repente.
Paulette se encoge de hombros──. No fue para tanto... ¿Cierto? ──pregunta de manera insegura, volteando a ver de reojo al masculino.
Él niega de inmediato.
──Dudo que alguna vez pueda hacerlo con el abogado.
──¿Cómo lo puedes decir con tanta seguridad?
Paulette acomodó bien la venda para que no cayera al momento de mover el brazo. Luego, se sentó al borde de la cama, esperando la respuesta del contrario.
