Clandestino

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La noche en Monte Carlo brillaba con una opulencia que solo la Riviera podía ofrecer

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La noche en Monte Carlo brillaba con una opulencia que solo la Riviera podía ofrecer. Las calles estaban llenas de luces brillantes y automóviles de lujo. El mar reflejaba los destellos de los casinos y hoteles, creando un escenario de ensueño para los visitantes.

Charles Leclerc, un joven apuesto con cabello castaño claro y ojos verdes, se encontraba en su apartamento, preparándose para una noche de diversión con sus amigos de siempre, Max Verstappen y Pierre Gasly. Charles provenía de una familia adinerada, conocida en el mundo de los negocios y la alta sociedad monegasca. A pesar de su vida privilegiada, Charles siempre había sido humilde y amable, aunque un tanto aburrido de la monotonía de la alta sociedad.

—¡Vamos, Charles! No tenemos toda la noche —gritó Max desde la sala, ajustándose la chaqueta de cuero negro frente a un espejo.

Pierre, recostado en el sofá, asintió con una sonrisa perezosa.

—Sí, Charles. La fiesta no esperará para siempre.

Charles rió suavemente mientras terminaba de abotonarse la camisa.

—Ya voy, ya voy. No puedo ir a una fiesta sin estar presentable, ¿verdad?

—Luego regresaras semi desnudo—Respondió Gasly dándole una leve nalgada al menor el cual solo gruño en respuesta.

Los tres amigos salieron del apartamento y se dirigieron a las calles iluminadas de Monte Carlo, riendo y charlando mientras caminaban hacia uno de los clubes más exclusivos de la ciudad. La noche prometía ser inolvidable.

Eran las 3:34 AM, estaban más que borrachos, incluso parecían estar drogados. Caminaban hacia el lujoso auto color morado mate, de dos puertas, Max vomitaba mientras reía, Gasly pegaba carcajadas por la risa de su amigo.

—Max…estas bi… —Charles no pudo completar la oración, sintiendo como las arcadas se hacían presentes.

Los tres muchachos empezaron a reír, mientras se dirigen al auto entre bromas y risas. Sin embargo, en una esquina oscura, alejados de las luces y el bullicio, tres figuras se movían con cautela. Carlos Sainz, líder de una banda de ladrones locales, observaba a los transeúntes con ojos agudos. A su lado estaban sus dos socios, Lando y Checo, hombres duros y curtidos por la vida en las calles o eso decían ellos, pero la verdad es que Lando tenía aires de princesa y Checo aires de que era un gran imbecil.

Carlos, con su cabello oscuro y ojos penetrantes, se destacaba no solo por su apariencia, sino por su inteligencia y audacia. Había crecido en un ambiente muy diferente al de Charles, luchando por cada centavo y sobreviviendo en un mundo donde la ley del más fuerte prevalecía.

—Tenemos que encontrar a alguien esta noche, algo grande —dijo Carlos en voz baja, sus ojos recorriendo la multitud.

Lando y Checo asintieron, listos para cualquier oportunidad que se presentará.

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⏰ Última actualización: Jun 02 ⏰

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𝘭𝘰𝘷𝘦 𝘤𝘭𝘢𝘯𝘥𝘦𝘴𝘵𝘪𝘯𝘰 || 𝘊𝘩𝘢𝘳𝘭𝘰𝘴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora