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25 - Torneo (1)

El aire caliente me pasaba por las orejas. Una repentina sensación de excitación me rodeó.

¿De dónde procedía realmente esta sensación? ¿Es simplemente por el clima, o si ese no es el caso... ... es por la excitación de la gente aquí?

'Bueno, como sea está bien'.

Mientras pensaba eso miré hacia delante.

Las caras de innumerables personas se reflejaban en mis ojos. El entusiasmo rugiente se derramó en mí con el sonido de los vítores.

Sólo entonces me di cuenta de que se trataba del entusiasmo del torneo de hoy.

Entre vítores y entusiasmo, vi caballeros montados a caballo y apuntándose con lanzas gigantescas.

Entre ellos había una fina valla para evitar el choque directo entre los caballos.

La justa comenzaba con lanzas apuntándose mutuamente a lo largo de una valla recta y espoleada, y terminaba en el momento en que las lanzas chocaban.

Las reglas eran sencillas.

- 2 puntos por golpear la cabeza, 1 punto por golpear el cuerpo y 3 puntos por derribar al oponente del caballo.

- Gana el primer caballero que consiga 3 puntos.


- Sin embargo, todos los caballeros que participan en el torneo tienen prohibido usar maná.

La justa fue, sin duda, la flor y nata del Día de la Fundación Nacional. Era un juego que todos podían disfrutar, independientemente de plebeyos y nobles.

Los dos caballeros se miraron con nerviosismo, y la cruda tensión entre ellos se transmitió a la gente.

En ese momento, se izó la bandera.

Los caballeros dejaron a un lado su tensión y se concentraron en las pesadas lanzas que portaban.

Entrelazadas entre respiraciones, la voluntad de fuertes guerreros de destruirse mutuamente se superpuso a sus lanzas, y se espolearon.

-Yaaaa

-¡Bang!

Bastó una fracción de segundo para que chocaran entre sí. Finalmente, el momento del conflicto, la situación que todos en la arena esperaban, se produjo.

Un estruendo de vítores recorrió la arena y se anunció el ganador.

Uno rodaba por el suelo y el otro se agarraba al pecho del caballo, pero no caía.

Cuando toda la escena estuvo a la vista de todos, se arrió la bandera y el árbitro pronunció el nombre del ganador.

"¡El ganador es Sir Ulrich Alekstein!"

"¡¡¡Woah!!!"

Me Convertí En El Prometido De Un Dragón De Fantasía RománticaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora