El día del funeral fue terrible. Realmente traté de mantener la compostura, pero me fue imposible.
Cuando todos se estaban marchando, yo me quedé. No podía irme, no podía permitir que esto fuera así. Pero ya no había nada que se pudiera hacer.
Llevé todas las cartas que te estuve escribiendo a lo largo de estos años, necesitaba dejártelas aún que fuera al lado de todo ese montón de flores que te llevamos todos.
Tengo miedo de que si algún día te olvido, te vayas para siempre.
Supongo, que tuve que haber aprovechado cuando te podía llamar. ¿No crees, Shoyo?
Entonces, ¿Puedo llamarte esta noche?
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