-La vida en la Costa-

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Tribu Pindorama, costa.

La luz se filtraba por las hojas de la casa del joven bicolor. El era exactamente igual a su madre. Por ese el extranjero le decía que era muy: Femenino. El quien estaba acostado en su cama tambien del mismo material que su cama solo pensó "¿Qué es femenino?". Seguía pensando y pensando en eso hasta que su hermano y hermana le sacudieron. —¡Despierta manso!—. —Ya voy, ya voy— Dijo exasperado. Levantándose de su cama de hojas.

El día siguió como de costumbre, intercambio cultural, algunos portugueses se llevaban a niños indígenas a cambio de espejos, etc. Por su lado Tres Tribus nuestro protagonista se encontraba tratando de atrapar un pez en el lago del bosque. De repente alguien le agarro del cabello y comenzó con un claro acento Portugués.  —¿Você no me va a saludar?— Pregunto aquel raro extranjero que se hacía llamar "Imperio Portugués". —Hola... Supongo— Declaro el joven Tres Tribus para después separarse del Portugués. —¿Porqué usted insiste en seguir hablando conmigo?—.

—Por qué estoy aburrido— Contesto el de habla portuguesa sentándose al lado del joven tribal en la orilla del lago. 

—¿Porqué esta aburrido?— Cuestiono para después continuar con un —Dígame la verdad—.

—Por eso. Estoy aburrido.— Contesto el adulto portugués.

El Imperio Portugués observó al joven tribal por un momento antes de responder, como si considerara cuidadosamente sus palabras. —Estoy aburrido de todo esto—, dijo finalmente, mientras lanzaba una piedra al lago, creando pequeñas ondas en su superficie quieta. —Estoy aburrido de las mismas conversaciones, de los mismos intercambios. La vida aquí parece seguir un patrón predecible, incluso las discusiones con tus líderes son repetitivas y tediosas —respondió el portugués, con una mirada perdida en la distancia.

Tres Tribus frunció el ceño, tratando de comprender la perspectiva del hombre que parecía tener tanto poder sobre su tierra y su gente.

—¿Y por qué sigues hablando conmigo entonces? ¿Solo para pasar el tiempo? —inquirió el joven, con una leve duda en su voz.

El Imperio Portugués sonrió ligeramente, como si encontrara un atisbo de entretenimiento en la conversación.

—Tal vez esté buscando algo diferente aquí, algo que rompa la monotonía de mi vida en la corte. Tus preguntas, tus pensamientos, son diferentes a lo que estoy acostumbrado. Me hacen reflexionar sobre cosas que normalmente pasaría por alto —explicó el portugués, mirando al joven con una expresión más suave de lo que Tres Tribus esperaba.

El joven tribal se quedó en silencio por un momento, procesando las palabras del portugués. Aunque había sido educado para desconfiar de los extranjeros y proteger las tradiciones de su pueblo, también sentía una curiosidad genuina por entender el mundo más allá de su comunidad.

—Supongo que nuestras conversaciones son como esos peces en el lago. A veces, atrapas uno que nunca esperaste encontrar, uno que te hace pensar de manera diferente —murmuró Tres Tribus, mirando las aguas tranquilas del lago mientras reflexionaba sobre la metáfora.

El Imperio Portugués asintió lentamente, pareciendo sorprendido por la profundidad de la observación del joven.

—Tal vez eso es exactamente lo que encuentro interesante en ti, Tres Tribus. Eres como una mariposa rara en un campo de flores, algo diferente a lo esperado —comentó el portugués, con una nota de admiración sincera en su voz.

El joven Tres Tribus bajó la mirada, tratando de ocultar el leve rubor que había comenzado a colorear sus mejillas. La comparación con una mariposa rara le resultaba extraña, pero también le llenaba de un tipo de orgullo que no podía explicar del todo. Finalmente, decidió romper el silencio que se había creado entre ellos.

—Entonces, ¿Qué es lo que buscas realmente? —preguntó, manteniendo sus ojos fijos en el agua.

El Imperio Portugués suspiró, como si la pregunta le pesara. —Busco... algo más que poder y riqueza. Tal vez busco comprender, aunque suene extraño viniendo de mí —admitió, con una honestidad que sorprendió al joven tribal. —He viajado a tantos lugares, visto tantas cosas, pero siento que aún no he encontrado lo que realmente necesito.

Tres Tribus miró al hombre, ahora viendo más allá del exterior opresivo y percibiendo un ser humano con sus propias luchas internas. —Quizás lo que necesitas no lo encontrarás en conquistas o riquezas —dijo lentamente, como si estuviera probando las palabras—. A veces, las respuestas están en cosas más simples, en entender y ser entendido.

El portugués se quedó en silencio, asimilando las palabras del joven. Luego, se levantó, sacudiéndose la tierra de sus ropas. —Tal vez tengas razón, Tres Tribus —dijo, con una nueva determinación en su voz— Tal vez sea hora de buscar respuestas en lugares diferentes. Gracias por la conversación —añadió, con una leve inclinación de cabeza, antes de alejarse por el borde del lago.

Tres Tribus lo observó irse, sintiendo una extraña mezcla de alivio y anhelo. No sabía si volvería a ver al Imperio Portugués, pero la conversación le había dejado algo en qué pensar. Mientras volvía al pueblo, no podía evitar reflexionar sobre sus propias dudas y deseos, preguntándose si algún día encontraría respuestas a las preguntas que aún no había formulado.

Al llegar a la aldea, sus hermanos corrieron hacia él, ansiosos por saber dónde había estado. —Estaba hablando con el extranjero —dijo Tres Tribus, sin entrar en detalles. No quería preocupar a su familia con sus pensamientos complicados.

—¿Te dijo algo interesante? —preguntó su hermana, siempre curiosa.

Tres Tribus sonrió ligeramente. —Sí, me hizo pensar. Quizás nuestras vidas sean como ese lago. Calmas en la superficie, pero llenas de misterios por descubrir —dijo, dejando a sus hermanos con una mirada perpleja.

Esa noche, mientras el fuego de la aldea ardía brillantemente y los cantos y danzas rituales llenaban el aire, Tres Tribus se sintió más conectado con su tierra y su gente que nunca antes. Y en su corazón, una pequeña chispa de curiosidad continuaba ardiendo, empujándolo a explorar más allá de las fronteras de su propio entendimiento.

 Y en su corazón, una pequeña chispa de curiosidad continuaba ardiendo, empujándolo a explorar más allá de las fronteras de su propio entendimiento

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Las Mariposas de Imperio (Remasterización)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora