Contexto: Eres hija de un mafioso y Jake quiere hacerte hablar. Advertencia: Sexo sin protección, sexo vaginal, fingering, sexo en el auto, manipulación.
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Todos sabían que eras peligrosa. Después de todo, eras hija de un hombre importante. Tu padre, un temido mafioso, te había criado con mano firme y te había enseñado a sobrevivir en un mundo donde la traición y la violencia eran moneda corriente. Eras alguien de carácter fuerte, siempre consciente de tu entorno, y rara vez te dejabas llevar por las emociones.
Siempre te llevaban en transporte privado, con choferes de confianza que tu padre había aprobado personalmente.
Aquella tarde, salías de una fiesta exclusiva en el centro de la ciudad cuando un taxi negro se detuvo frente a la puerta. Un hombre serio con guantes de cuero y una boina en la cabeza bajó del auto y te abrió la puerta con un gesto cortés.
Cuando los viste, algo apareció en tu ser, una sensación que te hizo apretar tus piernas. En si, era alguien normal pero había algo -cosa que no sabías que- que te atraía ligeramente a él.
-Buenas tardes, señorita-. Dijo con voz profunda y firme-. Soy Jake Lockley, su chofer para hoy.
Lo observaste con detenimiento antes de entrar al vehículo. Usaban vehículos normales para no llamar la atención, una táctica que tu padre había implementado desde hacía años.
-Gracias, Jake-. Respondiste con una leve sonrisa, aunque por dentro, tus sentidos estaban en alerta máxima. A pesar de la apariencia atractiva, sabías que no debía confiar en él.
Dentro del coche, notaste que Jake estaba tenso, su mandíbula apretada y sus ojos enfocados en el camino por delante con una intensidad inusual. Normalmente los empleados de tu padre solían entablar una conversación contigo, puesto a qué convivían con tu familia la mayoría del tiempo. En si, eran como familia. Y por eso te intrigaba el hecho de que Jake nisiquiera te dirigía la palabra.
El silencio en el auto era pesado, y algo en su comportamiento te parecía extraño.
-Entonces, Jake-. Dijiste casualmente, buscando confirmar su identidad-. ¿Hace cuánto trabajas para mi padre?
Jake tardó un segundo en responder, como si estuviera eligiendo cuidadosamente sus palabras.
-Hace dos años aproximadamente-. Respondió, sin mirarte.
Sus respuestas eran cortas y evasivas. Decidiste seguir indagando.
-¿Y te gusta el trabajo? ¿Lo encuentras interesante?
Jake se encogió de hombros.
-Es un trabajo, paga las cuentas-. Dijo, sin dar más detalles.
