Desperté con los primeros rayos del alba acariciándome el rostro a modo de buenos días, ese era mi momento favorito del día. Fui hacia la ventana de la habitación, y me senté en el alfeizar de la ventana para contemplar como el sol iba apareciendo perezosamente tras la colina.
Me sentía motivada, si él tenía fuerzas para salir cada mañana yo también podría hacer el esfuerzo.
Me vestí con la ropa de entreno más vieja que tenía porque hoy iba a ser un día duro, la falta de poder elemental me tocaba suplirla con entrenamiento físico para poder defenderme; ser la oveja negra del pueblo y de la familia tiene sus ventajas, supongo.
Mamá decía que no servía de nada tener todo el poder del mundo si te administraban a traición una inyección inhabilitante de magia o si te embrujaban de cualquier otra forma, que era imprescindible saber defenderse y luchar de todas las maneras que pudiera necesitar: esgrima, defensa personal, saber liberarse de ataduras... Ese era mi día a día, observar a la gente hacer cosas asombrosas mientras yo no era capaz ni de encender una vela.
Trencé mi cabello del color del trigo en forma de espiga y la recogí en un moño alto y me calcé las botas tan altas hasta casi las rodillas perfectas para esconder algún cuchillo para defenderme. Una dama no debería llevar armas según nuestra sociedad, a no ser que pertenezca a la guardia real, si alguien me viera con las que llevo: una en la bota izquierda y otra en el cinturón que me rodea el muslo derecho... ¡Sería todo un escándalo!
Salí al jardín sin hacer ruido para no despertar a mis padres para apreciar el precioso fenómeno natural que sucedía cada día y de mientras me dispuse a estirar los músculos. Ilusa de mí, intenté crear una pequeña llama en mi dedo índice mientras concentraba toda la energía hacia ese lugar, cada átomo de mi ser enfocado en provocar una chispa, cualquier reacción me servía.
Focalicé la fuerza de mi pulso reverberando contra mis oídos, me pareció sentir como el calor se alejaba de mis piernas y poco a poco se alejaba hacia mis manos, sentí esperanza hasta que me di de bruces contra la realidad. Literalmente hablando, puesto que acabé contra el suelo en cuestión de segundos.
- Lettsa, ¿Qué te había dicho tu padre acerca de andar distraída? - Exhala un suspiro mientras me tiende la mano - Llego a ser otro y estarías muerta.
Echo un vistazo hacia arriba y veo a Baxt, el mejor y el peor amigo que puedes tener. Entorno los ojos y rechazo su mano mientras me incorporo orgullosa, le echo una mirada reprobatoria mientras observo que el también lleva ropa de entreno.
- Querido Baxt, supongo que tus padres no te enseñaron que no es de buena educación importunar a una dama. - Dije con una sonrisa socarrona - Deberías repasar modales antes de darme lecciones a mí.
Iba a dar media vuelta para buscar a mi padre y comenzar la lección, pero Baxt se interpuso en mi camino y esos ojos ambarinos me estudiaron por lo que parecieron minutos mientras su expresión estaba en constante lucha entre aparentar seriedad y controlar la risa.
Al final se decantó por relajar la postura e indicarme que le siguiera hacia el riachuelo que había a escasos metros de mi hogar, una vez llegamos me lanzó una espada de madera y se subió encima de una roca mirándome de forma divertida.
- No esperarás que me suba a una de esas rocas, ¿verdad? - Dije perpleja - Estamos en invierno y aunque vivamos en Solaxis podemos pillar una pulmonía si caemos al río.
- No te tenía por una cobarde, esto es para que refuerces el equilibrio y la seguridad en tí misma a la hora luchar. Sobre piensas mucho y eso te juega malas pasadas. - Me apuntó con la espada en la distancia mientras me sugería - Procura no caer al agua y así no enfermarás.
Sabía como tocar mi orgullo, debo reconocérselo. Recogí la espada de la roca en la que reposaba y me enfrenté a Baxt con mirada divertida, uno de los dos acabará con el trasero metido en el agua y el mío no sería.
El sol ya se imponía en lo alto indicando el medio día y nosotros seguíamos danzando entre las rocas, he de admitir que sus técnicas eran originales y efectivas. Me sentía cada vez más segura y me arrancaba alguna carcajada que otra el hecho de provocar que Baxt estuviera apunto de caerse por mis estocadas a traición.
- Vigila la posición de los pies, resbalarás a este paso.
- ¿Esta es una técnica para distraerme Baxt? - Sugerí mientras saltaba a la roca más cercana, estaba tan cerca de conseguirlo, tan cerca...
Pero como todo lo que ocurre en mi vida, mi victoria en este entreno se quedó en un casi. Como predijo mi amigo, caí nada más apoyar el peso en la roca y mi destino final fue el agua del riachuelo, la cual me recibió con un abrazo frío y punzante que me heló hasta la médula.
Qué irónico, aquello me reconfortó pues me hizo recordar que estaba viva, debía de tener algún propósito en esta vida, me aferraba tanto a esa idea que dolía porque no era capaz de entender por qué era diferente a Baxt, a mis padres, a la gente del pueblo...
Una mano amable me ayudó a incorporarme y salir del agua, cuando estuvimos de vuelta en casa después de un camino en silencio, la mirada penetrante de Baxt me estudió como el libro abierto que el pensaba, nada más lejos de la realidad.
- Eres más fuerte de lo que crees Lettsa, un día lo verás por ti misma. - Dijo sosteniendo ambas manos, mientras les daba un apretón cariñoso. - Ya eres poderosa, con o sin poder elemental, casi me pateas el culo hace un momento y esta no ha sido la primera vez.
- Quiero creerte, pero en una sociedad en la que el poder es el engranaje de todo el sistema yo solo soy la mota de polvo que se cuela entre las piezas, la que se va haciendo más grande y ocupa cada vez más espacio hasta que es una molestia y la quitan para que no haya fallos en el sistema. Mi presencia no beneficia, en todo caso entorpece puesto que soy una carga . - Una sonrisa áspera se escapó, este discurso lo repetía mi mente constantemente para atormentarme, no es nada nuevo.
- ¿Cómo te puedes tener en tan baja estima? Joder, Lettsa - Me abrazó tan fuerte que sentí que iba a romperme, literal y emocionalmente. - Ojalá pudieras verte con mis ojos.
Me separé de él y me fui corriendo a casa, no podía romperme delante de Baxt. Necesitaba calmar mis pensamientos y de paso cambiarme de ropa, seguía empapada por la caída de hacía un rato pero debo admitir que es un buen maestro y lo mejor, un excelente amigo que hace que saca lo mejor y lo peor de mi al mismo tiempo.
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Una corona de Luces y Sombras
Teen FictionLo que caracterizaba a Thamren de otros continentes era la magia elemental y como este se subdividía en cuatro reinos, los cuales ostentaban un poder de la naturaleza en función de sus afinidades y otras cuestiones que iremos comentando a medida que...