El corazón de Evangeline permanece congelado, lo que la convierte en la fiel sirviente de la Bruja Blanca, conocida por ser fría, despiadada y cruel.
Dos Hijos de Adán y dos Hijas de Eva llegan a Narnia y por primera vez en dos años el corazón de Ev...
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❄️
―¡Hiciste trampa!
―¡Claro que no!
―¡Claro que sí!
―No es mi culpa que sea mejor que tú.
―Tramposo.
―Mala perdedora.
―¡Silencio! ―El grito de Peter hizo que tanto Edmund como Evangeline se callaran abruptamente para mirar al Gran Rey. Junto a él estaba Susan sentada con expresión de fastidio.
Había pasado un año desde la coronación de los Pevensie y todo parecía ir de maravilla. Narnia se había convertido en una tierra rica y prospera, sus habitantes vivían en paz y armonía y todos eran felices bajo el reinado de los Pevensie.
Durante aquel año se habían encargado de atrapar a los aliados de la Bruja Blanca que habían logrado escapar y enjuiciarlos por sus crímenes. A la cabeza de todo eso estuvo Edmund, quien se entrenaba para convertirse en el juez de Narnia.
Ahora, los hermanos Pevensie con la ayuda de Evangeline, comenzaban a concentrarse en formar alianzas beneficiosas para Narnia y en buscar formas de mejorar el estilo de vida de sus habitantes.
Pero en aquel momento, mientras Susan y Peter se encargaban de estudiar a los reinos vecinos, Edmund y Evangeline se habían sumido en una acalorada partida de ajedrez que Edmund ganó, lo cual no fue muy bien tomado por parte de Evangeline.
Algo que habían descubierto durante aquel año es que Edmund y Evangeline eran tan iguales como diferentes. Se habían convertido en un equipo inseparable, siempre uno al lado del otro para defenderse y la mayoría del tiempo estaban de acuerdo, pero cuando no...
―¿Qué está pasando? ―preguntó Lucy entrando a la biblioteca, dándose cuenta de lo tenso que estaba el ambiente.
―¡Edmund hace trampa!
―¡Evangeline no sabe perder!
―¿Ahora soy Evangeline?
―¡Tú me dijiste Edmund! – se defendió el pelinegro.
Peter quería golpearse la cabeza contra la pared.
―¿Todo este escándalo por un simple juego de ajedrez? ―preguntó Lucy con una sonrisa burlona, ganándose una mirada indignada de parte de Edmund y Evangeline.
―¡¿Un simple juego de ajedrez?! ―preguntaron ambos al mismo tiempo.
―Aquí van de nuevo ―murmuró Susan rodando los ojos.
