Podía oír a Jaehyun gritando su nombre, pero se quedó en silencio. La casa no era grande; Jaehyun vendría aquí pronto.
Efectivamente, oía ruido de pasos acercándose.
La puerta se abrió. —Tae–
Jaehyun se detuvo en seco, mirando hacia la cama.
El ritmo cardiaco de Taeyong se disparó. Se dijo a sí mismo que no tenía motivos para sentirse incómodo: Jaehyun lo había visto desnudo cientos de veces.
—¿Qué... —Jaehyun se apagó antes de decir, muy monótonamente—, Vístete.
Pero sus ojos vagaban por todo su cuerpo, oscuros y hambrientos. A Taeyong lo hacían sentirse nervioso, pero al mismo tiempo, ya no sentía incomodidad. Jaehyun lo deseaba.
—No, —dijo en voz baja—. Ven acá.
La manzana de adán de Jaehyun se balanceaba arriba y abajo. —No me hagas esto. Por favor.
Taeyong se lamió los labios. —No te estoy tomando el pelo. No tienes que follarte a alguien más. Puedo darte cualquier cosa que necesites.
Las fosas nasales de Jaehyun se agrandaron. —No quiero una follada de lástima.
—No sería una follada de lástima. No tiene nada que ver con la lástima. Te amo y quiero hacerte feliz. ¿Qué hay de malo en eso?
Jaehyun se pellizcó el puente de la nariz, pareciendo dolorido.
—Déjame hacerlo Jae, —dijo Taeyong suavemente—. Quiero esto–
—Tú no lo quieres, —Jaehyun espetó, mirándolo—. Sólo quieres complacerme. Hay una diferencia. Tú realmente no lo quieres.
Burlándose, Taeyong salió de la cama. —¿Te olvidas de a quién le estás hablando? ¿Cuándo he hecho algo que no quisiera hacer? No soy exactamente del tipo abnegado que se auto-sacrifica. No tiene nada que ver con la pena. —Caminó hacia Jaehyun y se detuvo a unas pocas pulgadas de distancia, repentinamente muy consciente de que estaba desnudo. Por la forma en que Jaehyun lo miraba, él también era muy consciente de su desnudez.
Reuniendo su valor, Taeyong pasó sus brazos alrededor del cuello de Jaehyun y presionó su cuerpo contra él.
La respiración de Jaehyun enganchada, sus músculos rígidos. —Tae–
—Mira, escúchame, —dijo Taeyong—. Me quieres. Eso está bien, no, eso está más que bien. Yo... me gusta que me desees. —Se encogió de hombros, avergonzado—. No voy a decir que el sexo gay no vaya a ser extraño para mí, probablemente lo será, pero no estoy haciendo esto por algún sentido retorcido de amistad ni nada, por lo tanto no tienes que sentirte culpable por esto. Confía en mí, estoy haciendo esto por un motivo muy egoísta.
—¿Qué motivo? —Jaehyun dijo lentamente, a través de los dientes apretados. Su cuerpo estaba tan tenso contra él, que sentía como que estaba vibrando por el poder contenido.
—Estoy haciendo esto porque... —Taeyong metió la mano entre ellos y ahuecó la erección de Jaehyun a través de sus jeans. Jaehyun siseó.
Taeyong se sonrojó un poco, pero no bajó la mirada, incluso cuando sus dedos acariciaron la polla de Jaehyun torpemente.
Bajó la cremallera. Sonando obscenamente alto en el silencio.
Con dedos temblorosos, Taeyong deslizó su mano dentro para liberar la polla de Jaehyun. Estaba cálida, tan caliente, grande y dura. Se sentía bien en su mano. Los ojos de Jaehyun se desenfocaron, su respiración saliendo en entrecortados jadeos.