capitulo 8 - la batalla final se acerca

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Saitama emergió de las profundidades de la tierra y observó a su alrededor la destrucción que lo rodeaba. Sin perder tiempo, dio un poderoso salto que lo llevó cerca del lugar donde había tenido su último encuentro con su discípulo. Al aterrizar, no dudó en alzar la voz:

"¡Genos! ¡¿Dónde estás?!".

Pasaron varios minutos mientras lo llamaba, pero no obtenía respuesta. Finalmente, un sonido metálico y débil captó su atención. Genos, con su cuerpo severamente dañado y apenas funcional, usó su brazo izquierdo para emitir ese sonido. Con el poco aliento que le quedaba, gritó:

"¡Sensei! ¡Aquí!".

Saitama, al escuchar la voz de Genos, corrió hacia el origen del sonido. Lo encontró apoyado contra una roca, sus extremidades  inertes, salvo por su brazo izquierdo que se aferraba firmemente a una raíz cercana para mantenerse erguido. Su rostro, aunque cubierto de polvo y sudor, mostraba una determinación inquebrantable.

"Genos, ¿estás bien?" preguntó Saitama, aunque la respuesta era obvia a la vista del estado de su discípulo.

Genos intentó esbozar una sonrisa. "Sensei, estoy... más o menos. Mis sistemas principales están dañados, pero mi núcleo está intacto. Necesito reparaciones."

Saitama asintió con determinación. "Vamos, volveremos al pueblo. Tienes piezas de emergencia allí, ¿verdad?".

"Sí, sensei. En el refugio ahi estara mis cosas" respondió Genos.

Saitama cargó a Genos en su espalda y comenzó el silencioso regreso al pueblo. Solo el ruido de sus pisadas y el zumbido bajo de los sistemas dañados de Genos rompían la quietud. Al llegar al refugio, los pocos sobrevivientes que quedaban los recibieron con alivio y alegría, pero esa alegría se transformó en preocupación al ver el estado crítico de Genos.

—Genos necesita reparaciones —dijo Saitama con firmeza, sacando sus cosas, donde Genos tenía guardadas algunas piezas de emergencia.

Dentro del refugio, Saitama ayudó a Genos a sentarse y comenzó a buscar las piezas necesarias. Genos, a pesar de su estado, empezó a auto repararse con la ayuda de su maestro.

—Sensei, agradezco tu ayuda —dijo Genos mientras soldaba una nueva pieza en su brazo derecho—.

—Es mi deber como tu maestro, Genos —respondió Saitama con una leve sonrisa, observando cómo su discípulo trabajaba con precisión—. Pero la próxima vez debes ser más cuidadoso. No siempre estaré ahí para salvarte.

—Lo sé, sensei —dijo Genos, su tono mostrando tanto gratitud.

Después de terminar las reparaciones, Saitama y Genos reunio a los sobrevivientes y a algunos interesado ansiosos por noticias.

Saitama tomó la palabra, su voz resonando con seriedad mientras explicaba la situación.

—Hemos logrado aniquilar una parte de la amenaza, pero el responsable aún está suelto en alguna parte... —dijo Saitama, su mirada fija y determinada—.

Los aldeanos sobrevivientes escucharon atentamente con preocupación y miedo, conscientes de que afuera aún rondaban más de esos monstruos aterradores. Muchos consideraban la posibilidad de huir a otro pueblo para empezar de nuevo.

 genos al ver la preocupacion tomando la palabra interrumpio a u maestro:

—Estamos trabajando para localizar al responsable y asegurarnos de que esta amenaza no vuelva a afectar a este pueblo. Les prometemos que proteger este pueblo y   de encontrar al culpable.

Los aldeanos asintieron, aunque algunos seguían dudosos de las palabras de los cazadores. Al terminar la charla, se retiraron a sus refugios. Saitama y Genos permanecieron en el pueblo durante algunos días, vigilando de cerca para asegurarse de que no regresaran los Kaijin. Finalmente, decidieron separarse para optimizar sus esfuerzos: Genos se quedó en el pueblo para vigilar, mientras que Saitama se adentró en las montañas cercanas, buscando cualquier pista que pudiera llevarlos al laboratorio del ex héroe convertido en villano.

saitama y genos caia en  kimetsu no yaibaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora