Lucía se encontraba sentada en la habitación del hospital psiquiátrico, perdida en un mundo de dolor y confusión. Sus padres la miraban con preocupación, tratando de encontrar las palabras adecuadas para consolarla, pero Lucía estaba decidida a aferrarse a la esperanza, por más frágil que fuera.
**Madre de Lucía:** Lucía, cariño, necesitas aceptar lo que ha sucedido. Samuel ya no está aquí.
**Lucía:** ¡No! ¡No puedes decir eso! ¡Samuel está bien! ¡Lo sé!
Las palabras de sus padres la llenaban de frustración y enojo. Sabía que estaban tratando de ayudarla, pero no podían entender lo que ella sentía, lo que veía en su mente.
De repente, una presencia familiar llenó la habitación, una figura borrosa que parecía flotar en el aire. Lucía parpadeó, sorprendida por la aparición, y luego sus ojos se llenaron de asombro y alegría.
**Lucía:** Samuel...
La figura sonrió débilmente, su rostro bañado por una luz tenue y etérea.
**Samuel:** Hola, Lucía.
Una conversación silenciosa comenzó entre ellos, palabras que solo ellos podían escuchar. Samuel le aseguró a Lucía que estaba bien, que había encontrado la paz que tanto había buscado. Pero Lucía se aferraba a él con desesperación, negándose a dejarlo ir.
**Lucía:** Te dije que siempre estaría contigo, Samuel. A pesar de todo.
**Samuel:** Y siempre lo estarás, Lucía. Pero debes ser feliz. Eso es lo que quiero para ti.
Las lágrimas llenaron los ojos de Lucía mientras escuchaba las palabras de Samuel. Sabía que tenía que dejarlo ir, pero el dolor de su pérdida era demasiado profundo.
Sus padres observaban con preocupación mientras Lucía continuaba hablando con Samuel, con alguien que ya no estaba. El médico les pidió que salieran de la habitación, dejando a Lucía sola con sus pensamientos.
El día se desvaneció lentamente en la oscuridad de la noche, pero para Lucía, el tiempo parecía detenerse. Habló con Samuel durante horas, compartiendo recuerdos, esperanzas y sueños que ya no podían ser.
Al final, cuando el silencio de la noche envolvió la habitación, Lucía cerró los ojos, encontrando consuelo en la presencia reconfortante de Samuel, incluso si era solo en su mente.
**Lucía:** No importa si eres parte de mi imaginación. Te amo con mi mente, mi ser y mi corazón. Si debo perder esta realidad para estar contigo, lo haré. Porque ¿de qué sirve estar en esta realidad si no puedo estar contigo? Me condenaré a un mundo donde solo habrá oscuridad y disociación, con tal de estar contigo.
Lucía se aferraba a la ilusión de Samuel, sabiendo en lo más profundo de su corazón que era solo eso: una ilusión. Pero en ese momento, era todo lo que tenía, todo lo que necesitaba para sobrevivir en un mundo sin él.
**Lucía:** ¿Por qué te fuiste, Samuel? ¿Por qué me dejaste aquí sola?
Las lágrimas brotaban sin control de los ojos de Lucía, formando un río de dolor y desesperación en sus mejillas.
**Samuel:** Lo siento, Lucía. Lo siento tanto.
La voz de Samuel era apenas un susurro en la oscuridad, un eco lejano de la vida que solían compartir juntos.
**Lucía:** No puedo hacerlo sin ti. No puedo soportar este dolor.
La desesperación en la voz de Lucía era palpable, una agonía que cortaba a través de la habitación y se clavaba en el corazón de quienes la escuchaban.
**Samuel:** Pero debes seguir adelante, Lucía. Debes encontrar la fuerza para continuar, incluso cuando parece imposible.
Las palabras de Samuel resonaban en el aire, llenando la habitación con un aura de resignación y tristeza.
**Lucía:** Te amo, Samuel. Te amo más de lo que puedo expresar con palabras.
**Samuel:** Y yo te amo a ti, Lucía. Siempre.
El amor que compartían era un faro en la oscuridad, una luz que nunca se desvanecería, incluso en la muerte.
**Lucía:** No puedo perderte, Samuel. No puedo.
Las palabras se atascaron en la garganta de Lucía, ahogadas por el peso abrumador de su pérdida.
**Samuel:** Pero ya me has perdido, Lucía. Y debes encontrar una manera de seguir adelante sin mí.
Con un suspiro resignado, Lucía cerró los ojos, dejando que el dolor la consumiera por completo. En ese momento, se dio cuenta de que nunca volvería a ser la misma sin Samuel a su lado.
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"Sombras y Destellos"
RomanceEn "Sombras y Destellos", seguimos la historia de Lucía, una joven de 18 años que, en una fiesta, conoce a Samuel, un hombre misterioso y carismático de 25 años. A través de miradas y sonrisas, comienzan una conexión inesperada que los lleva a larga...