Fallo acababa de encerrar a magma en quietud, para dejar en paz al servidor... había sido una decisión difícil... pero sabía que era lo mejor. Magma seguía hablando de que era de un bien mayor, pero antes de que falló pudiese irse magma hizo una pregunta.
"¿Crees que tal vez en otro universo podríamos ser felices juntos...?"
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Fallo era un fiel creyente de que cualquier bestia salvaje por muy aterradora que fuese tenía la capacidad de ser buena en algún rincón de su corazón. Creía que sin importar que, siempre podría encontrar algo bueno. Y por eso fue que eligió a magma, una bestia encontrada en el nether, bestia a la cual capturaron con la esperanza de volver dócil y no hacerla un peligro para otras criaturas.
Por supuesto, no funcionó nada bien. Magma era un espíritu libre, el hecho de que lo encerraran solo avivó más la llama de furia en su interior. Fallo, por su parte, apenas vio a Magma quedó cautivado, por su naturaleza salvaje, por su poder, por los patrones de magma que resquebrajan su piel de sólida obsidiana, por como la lava ebullía por las grietas de su cuerpo cuando se enojaba.
Lo expresivo y fácil de leer que era encantaba a fallo, ¿Una criatura que no escondía sus emociones? Era algo bello para los ojos blanquecinos del chico.
Convenció a los directores de que le dieran un tiempo para poder controlar a la bestia. 6 meses serían más que suficientes, pensó falló con esperanza.
Cuando llegó el primer día, entró a la sala confiado, una cámara imitando el hábitat de la bestia lo mejor posible, un cristal unidireccional los separaba, lo suficientemente resistente como para aguantar los golpes molestos del monstruo.
"¡Hey, amigo! ¿Puedes oírme?" habló falló, presionando un botón para que su voz resonará por un parlante dentro. La bestia, confundida, hizo lo que mejor sabía hacer, arremeter contra la fuente del extraño sonido. Trató inútilmente de alcanzar el parlante, haciendo ruidos de molestia y gruñendo. "Calma, compañero, nadie aquí te hará daño." Trató de comunicar Fallo con voz suave, consiguiendo que la bestia pareciera calmarse un poco.
"Soy Fallo y también tu cuidador a partir de ahora." Explicó tranquilamente el chico. Era usual que se pensara en las bestias capturadas como criaturas carentes de razón, pero Fallo no pensaba así, él creía que tal vez si enseñaba características suaves y amables, entonces aquellas criaturas entenderían más rápido que no estaba ahí para hacer daño.
Fallo tenía un don, al menos muchos pensaban eso. Ver a la hostil criatura de magma calmarse únicamente con su armoniosa voz solo parecía consolidar las teorías de los demás
Al principio no se le permitió dejarse ver, interactuando con la bestia solo a través de un parlante. La bestia desde el principio se mostró dócil ante Fallo, lo cual fue muy bueno, puesto probaba que la amabilidad podía dar frutos cuando se trataba de criaturas salvajes.
Cuando pasó el primer mes, se le permitió acercarse a la criatura, con dos escoltas preparados para interferir en caso de que algo saliese mal y a una distancia prudente, claro, pero eso era mejor que nada.
Magma era... muy dócil, al menos con fallo lo era. Entre más semanas pasaban mejor eran los avances, ¡logró incluso acariciar a la bestia! Su falta de tacto y sus ligeras mutaciones le permitieron tocar sin quemarse. Por supuesto que los superiores estaban fascinados, si esto funcionaba, el don de Fallo facilitaría muchas cosas.