08: alpha

88 17 2
                                    



JungKook había crecido rodeado de problemas que nunca fueron su responsabilidad pero que siempre terminaban en sus manos.

Su padre tenía una adicción con la apuesta desde que tenía memoria, lo recordaba escapándose de casa y desapareciendo por días mientras perdía cada centavo de su paga en casinos clandestinos.

Su madre ausente la mayor parte del tiempo apenas y se aseguraba de ver que hubiera comido, de que estuviera bien o a salvo.

Cuando la crisis terminaba por colapsarlos ambos adultos se convertían en adolescentes desesperados, refugiándose en su hijo para que buscara una solución. Así fue como siempre terminaba pidiendo ayuda a su abuela paterna y a su tía, hermana de su madre, quienes lo miraban con lastima y le prestaban dinero, un dinero que sabían que no podría pagar.

Era su caso de caridad.

Sentían lastima pero no hacían demasiado por sacarlo de esa situación. Desviaban la mirada para no hacerse responsable de la situación, para no cargar con sus inútiles padres, dejándole el trabajo a él.

Mantenerse en la escuela había sido todo un esfuerzo suyo, había conocido a un hombre durante la secundaria que lo ayudó a seguir con los estudios, le enseñó sobre las becas para cubrir parte de sus cuotas, le consiguió un trabajo sencillo para ganar su propio dinero y así ahorrar para su futuro.

Desde los catorce años su vida se había basado en trabajar duro para poder conseguir una pequeña esperanza de escapar lejos de sus padres.

Nunca tuvo tiempo para algo más.

Hasta que conoció a Jimin. El chico fue fácil de captar desde que inició la universidad, su lobo lo había encontrado demasiado interesante durante la bienvenida en primer año, mientras caminaba cabizbajo rascándose la mano detrás de un chico gigantesco.

Se veía frágil y desorientado, pero cuidado.

No frágil y desorientado como él. Había una diferencia clara de vidas y eso le molestó.

Era tonto prestarle atención a un chico como él, a sentimientos como esos. Jungkook no podía desviarse de sus responsabilidades, tenía que mantenerse enfocado en no perder su beca y terminar la universidad para poder tener un futuro decente, un futuro que le permitiera dormir en paz incluso si no era primoroso.

Solo quería eso, una vida tranquila. Una vida donde no tuviera que preocuparse por el dinero, por saber si tendría algo que comer ese día y sobre todo, una vida sin tener que preocuparse por que sus padres arruinen las cosas.

El esfuerzo era un trabajo pesado. A veces solo tenía tres horas de sueño, a veces lograba dormir seis horas pero siempre se sentía cansado. Nunca había tenido buen humor, y la situación de su vida lo ponía ciertamente insoportable así que no gozaba de muchos amigos, no le interesaba tener de todas formas.

El único chico que había soportado su mal genio y que le había ayudado con sus pendientes era Namjoon. Un alfa de oso que conoció durante un juego libre de baloncesto en su segundo año allí.

Su conexión fue casi instantánea, la forma en que su humor turbio y alegre contrarrestaba el suyo fue como una bandita en sus heridas. Jungkook lo veía como un hermano, lo llamaría familia cien veces antes que a sus padres desobligados.

Namjoon había estado a su lado en cada momento en que necesitó un pilar para apoyarse cuando todo estaba siendo demasiado. Lo había aceptado en su hogar cuando ocupó un techo, lo había sermoneado cuando fue grosero con Jimin por haber pagado su cuota al viaje y... lo había alentado a permitirse una oportunidad en la felicidad.

El problema era que tanto él como su lobo estaban agotados. No sabía interpretar sus sentimientos y no entendía cómo se sentía con respecto a Jimin.

I LOVE YOU! soulmate kookmin #2 Saga SoulmatesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora